Un día del mes de noviembre de 2018, en el patio de mi colegio, el "Luis Vives" de Piedrabuena, Ciudad Real, España...sigo buscando la vida que habita en cada rendijilla, en la arena, en la corteza de los árboles, en el cemento del edificio. Los chicos y las chicas me preguntan que qué hago. Después, que a qué le estoy haciendo una foto. Algunos se acercan, otros siguen con sus juegos.
Llega una niña reclamando que la dejen jugar porque ha dicho...que ya no la junta. Otro alumno un poco mayor me explica que tienen que hacer siempre lo que dice otro...porque son mayoría, son tres frente a ellos que son solo dos. Pero llegan cuatro compañeras que los van a ayudar...
Una de mis alumnas, con casi seis años, me pregunta que cuánto tiempo tiene mi cámara de fotos. Y le digo que unos tres años y le parece poco. La cocinera se asoma y me pregunta, riendo, que qué hago, y le digo la verdad, que hago fotos a todo lo que se deja.
Llega una niña reclamando que la dejen jugar porque ha dicho...que ya no la junta. Otro alumno un poco mayor me explica que tienen que hacer siempre lo que dice otro...porque son mayoría, son tres frente a ellos que son solo dos. Pero llegan cuatro compañeras que los van a ayudar...
Una de mis alumnas, con casi seis años, me pregunta que cuánto tiempo tiene mi cámara de fotos. Y le digo que unos tres años y le parece poco. La cocinera se asoma y me pregunta, riendo, que qué hago, y le digo la verdad, que hago fotos a todo lo que se deja.
En menos de media hora he visto los hormigueros de diferentes especies con la tierrecilla recién sacada, después de la lluvia. Hay en el alcorque de uno de los árboles varios hormigueros muy pequeños, uno de ellos junto al bordillo de basalto, y varios zapateros (Pyrrhocoris apterus) y unas setillas.
En el edificio, en una especie de repisa en la que me he sentado, he visto un insecto muy, muy parecido a un zapatero (Pyrrhocoris apterus), metido entre el cemento y el ladrillo de la pared. Es de color oscuro, marrón y negro. Se aprecian los élitros y le hago varias fotos con la esperanza de que salgan bien, pero también de poder identificarlo. Mi alumna, que está sentada porque tiene una escayola, me dice que si lo voy a coger y a enseñar a mis alumnos. Le digo que no.
Pero entre mi coche, dónde tengo la cámara de fotos, y esa especie de asiento dónde estamos, a una distancia de unos treinta metros, he visto un saltamontes, una polilla, varios mosquitos muy pequeños, moscas, un escarabajo también muy pequeño... Después, mi alumna me dice que hay una araña pequeña en la pared, muy cerca de dónde estábamos sentados. La niña está de pie, con sus muletas. Le digo que la araña es muy fuerte, ha sido capaz de levantarla ella sola. No me entiende el chiste aunque se lo he repetido dos veces. Hago también fotos a la araña, dónde, además, a unos diez centímetros, hay otra araña minúscula, difícil de percibir. También me pregunta que si las voy a poner en el "blog". Le digo que no.
Disparo varias veces y en diferentes posiciones a esa especie de chinche. Se han acercado varias alumnas y me preguntan. Una de ellas lo toca y se ha movido de sitio. Se queda allí, aunque siento verdaderos deseos de llevármelo, para hacerle un reportaje en toda regla, con el objetivo súper-macro y el flash "gemelo", el "Twin Lite".
Es hora de mandar a una alumna a que toque la sirena. Y en el patio, sigue la vida su curso, a su ritmo parcialmente interrumpido por nuestras actividades.
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