Los ojos de las mantis.
FZS, 19 febrero 2019.
La mantis religiosa es un insecto
bastante conocido. Nos suele despertar curiosidad y, a muchas personas,
inquietud y miedo. A pesar de ser inofensivas hay quiénes las consideran
peligrosas e, incluso, mortales. En Arroba de los Montes, un pequeño y hermoso pueblo de Ciudad Real, por ejemplo, el
nombre vernáculo que se le da es el de “muerte”. No está nada mal para un invertebrado que,
en el improbable caso de que lo cogiéramos, nos podría clavar esos pinchitos de sus tibias y
fémures en nuestra piel, causándonos menos desperfectos que las espinas de una
rosa.
Lo cierto y contradictorio es que, a pesar de
recibir nombres tan curiosos como “Santa Teresa”, o el apelativo de “religiosa”,
-en inglés se llama “praying mantis”, osea, mantis orante o rezadora-o de que
su nombre, “mantis”, proceda del griego,
con el significado de “profeta”, y otros términos muy espirituales, se trata de
un animal con una carga negativa considerable para la mayoría de los mortales.
Una de las curiosidades
morfológicas de estos depredadores natos, cazadores al rececho de gran
paciencia, es su sistema visual. Las mantis, como otros insectos, tienen dos
grandes ojos compuestos que parecen dominar un campo visual impresionante.
Si
tenemos la curiosidad suficiente, nos damos cuenta de que, además, y por si
fuera poco, las mantis tienen otros tres pequeños ojos u “ocelos” en lo que
podríamos llamar la frente y el cogote, por usar vocablos muy conocidos, en lugar de los técnicos. Esa
característica la comparte con otros invertebrados, como las avispas pero, si
un macro-invertebrado como este provoca recelos imaginemos los sentimientos
mayoritarios que tenemos en torno a esos himenópteros eusociales negri-amarillos.
En fin, los ocelos de la mantis
africana, la “Sphodromantis viridis”, nos muestran, en todo su esplendor, la
belleza y la perfección de estos impresionantes animales.
Para unos, obra del Creador, para otros, fruto de la evolución. En cualquier caso, una maravilla más de la Naturaleza y de la vida que bulle a nuestro alrededor.
Las fotografías las hice con una cámara Canon Eos 7 D Mark II y un objetivo macro Canon de 65 mm, con flash Canon Twin Lite. El ejemplar es una mantis africana "Sphodromantis viridis" de Piedrabuena, Ciudad Real.
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