“La mujer de la montaña”, desde
Islandia, con radicalidad ecologista.
Francisco ZAMORA SORIA, marzo 2019.
La película islandesa “La mujer
de la montaña” de Benedikt ERLINGSON está cosechando premios, buenas
calificaciones y críticas y, a su vez, vacío y desinterés generalizado. En la
sesión en la que disfruté con ella estábamos tres personas. Una casualidad,
quizás. Me atrevo a decir que es el pan, ácimo, de cada día. Desde luego no la
he visto anunciada en televisión ni en los llamados informativos ni he oído
nada en la radio. Puede ser que no haya estado suficientemente atento.
Lo cierto es que esta película
trata de las acciones vandálicas y delictivas de una mujer ecologista. Con
ellas intenta impedir que unas multinacionales aumenten su presión ambiental
sobre su hermosa tierra. Para eso, lleva a cabo acciones de lo más audaz y
atrevido poniendo en jaque a la policía, lo que supondrá que se convierta en un
asunto de seguridad no nacional sino internacional.
Así, tras su quinta intervención,
la vigilancia nacional se verá auxiliada por los servicios secretos de Estados
Unidos e Israel. En ese punto álgido su vida dará un giro decisivo, tras
recibir una simple carta.
La historia está muy bien
contada. Tiene interés y credibilidad. Presenta unos actores que hacen su papel con naturalidad y frescura. Algunas
escenas se desarrollan en escenarios naturales de gran belleza.
La música es otro atractivo muy
muy importante, al incorporar el folclore como elemento rítmico, con la
particularidad de la presencia física de los músicos y cantantes, como testigos
mudos de la acción.
Me parece evidente que a muchas
personas esta película les puede resultar sosa, poco o nada atractiva y hasta
desagradable, sobre todo por la actitud beligerante y delictiva de la
protagonista, una mujer adulta, madura, culta, de nivel socioeconómico
medio-alto….
La forma de ir evolucionando la
trama es sencillamente magistral, con toques de humor y mensajes muy claros
sobre el racismo, la acepción de personas, la potencia de las multinacionales y
la impotencia de los ciudadanos, en un mundo llamado global, la intromisión
empresarial en la legislación nacional, la vulneración de derechos
fundamentales en aras de una muy discutible eficacia policial.
En mi opinión se trata de una
gran película que merece la pena ser vista, incluso si no se tiene un interés
especial hacia la defensa de la Naturaleza y del Planeta.
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