Hoy, 25 de marzo de 2020, miércoles, he tenido noticia de la muy cuestionable y arbitraria actuación de una pareja de guardias civiles de Tráfico en el término municipal de Villarrubia de los Ojos, Ciudad Real, a cuenta del coronavirus.
Parece ser que los agentes se han dirigido a un trabajador del campo que estaba en una parcela a cinco kilómetros del casco urbano realizando las faenas encomendadas por la empresa, indicándole que se debía ir a su casa. Ante la sorpresa del agricultor, le han dicho que si no se iba procederían a identificarlo y denunciarlo, preguntándole, además, por la mascarilla, que no es ni obligatoria ni siquiera recomendable en estos lugares y casos.
Parece ser que los agentes se han dirigido a un trabajador del campo que estaba en una parcela a cinco kilómetros del casco urbano realizando las faenas encomendadas por la empresa, indicándole que se debía ir a su casa. Ante la sorpresa del agricultor, le han dicho que si no se iba procederían a identificarlo y denunciarlo, preguntándole, además, por la mascarilla, que no es ni obligatoria ni siquiera recomendable en estos lugares y casos.
Como se sabe, a fecha de hoy, 25 de marzo de 2020, ninguna autoridad ha prohibido el trabajo agrícola, de manera que no hay ninguna ley ni pieza legislativa alguna que lo prohíba. Es más, ni siquiera se ha aconsejado preventivamente en casos como este, una persona, sola, a muchísima distancia del casco urbano y de cualquier otra persona.
Es posible que mañana el gobierno legisle y considere que se deben prohibir este tipo de trabajos pero, por el momento, dos guardias civiles de Tráfico no parecen autorizados a hacer lo que han hecho, que es, ni más ni menos, que impedir que un trabajador se gane su sueldo, provocando además, indefensión y un sentimiento de injusticia y humillación. No se puede ni comprender ni permitir que algunos representantes del orden y la ley campen a sus anchas atentanado contra los derechos y libertades de las personas.
Es posible que mañana el gobierno legisle y considere que se deben prohibir este tipo de trabajos pero, por el momento, dos guardias civiles de Tráfico no parecen autorizados a hacer lo que han hecho, que es, ni más ni menos, que impedir que un trabajador se gane su sueldo, provocando además, indefensión y un sentimiento de injusticia y humillación. No se puede ni comprender ni permitir que algunos representantes del orden y la ley campen a sus anchas atentanado contra los derechos y libertades de las personas.
Sería de agradecer que las personas en cuestión, dos guardias civiles de Tráfico, tuvieran la profesionalidad, el respeto y el valor de pedir disculpas a la persona a la que han conminado a irse a su casa sin fundamento legal alguno.
Como se podrá desprender de la lectura de este breve texto, en ningún momento se pone en tela de juicio a la Guardia Civil de Tráfico ni el gran papel que desarrolla a diario, y más en estos momentos tan difíciles, sino que, sencillamente, se cuestiona la actuación de dos guardias civiles concretos en una situación concreta.
Esperemos que, con el coronavirus, por un lado y el estado de alarma, por otro, no sea un delito opinar o criticar libremente, sin faltar ni un ápice a la verdad.