Lo podemos llamar casualidad o quizás se trate de dinámicas naturales que me son desconocidas pero lo cierto es que se me vienen presentando situaciones en las que me encuentro los mismos invertebrados en casi las mismas fechas, a veces, a kilómetros de distancia.
Así, ayer, 30 de agosto de 2020, pude ver y fotografiar un microlepidóptero en mi casa en Piedrabuena. Curiosamente, el mismo lo había localizado dos días antes, en la puerta de mi casa de Villarrubia de los Ojos. Ambos resultaron ser palomillas bandeadas, es decir "Plodia interpunctella". El primer ejemplar lo identificó Carmelo Abad y el segundo Francisco Rodríguez, Faluke, ambos en la plataforma de Ciencia Ciudadana "Biodiversidad Virtual". A fecha de hoy, 31 de agosto de 2020, hay 392 citas aceptadas en dicho portal. Pero, si afinamos un poco más, veremos que para la provincia de Ciudad Real sólo hay cuatro citas: a saber, una de Ciudad Real, otra de Campo de Criptana y las dos mías antes mencionadas.
En realidad no son datos significativos desde el punto de vista de su distribución ni de su abundancia ya que intervienen factores más relacionados con el azar y la llamada "imagen de búsqueda del investigador" que con aspectos puramente biogeográficos.
Pero lo cierto es que en dos días he localizado la misma especie a una distancia de unos 70 kilómetros en ambientes urbanos y de forma fortuita.
Por último, los microlepidópteros, las llamadas genéricamente "polillas", tampoco gozan de muchas miradas protectoras entre los humanos. Se les persigue y considera perjudiciales, sin más. Pero detrás de cada mariposilla nocturna hay todo un mundo lleno de interrogantes y fascinación. Ayer, sin ir más lejos, me preguntaba: ¿de dónde habrá salido? ¿cómo se comunicará con sus semejantes? ¿dónde estarán los congéneres más cercanos? ¿será capaz de reproducirse? Y otras de índole naturalista.
Esta especie fue descrita en 1813 por Jacob Hübner, alemán, uno de los padres de la Entomología. Merece la pena tener ojos también para estos pequeños seres. Vistos así, de cerca, y dejando aparte el asco y desprecio aprendidos, ¿no son hermosos? ¿no hay belleza en esas formas y colores? ¿no es sorprendente la gran diversidad existente? ¿no nos llaman la atención esas adaptaciones, esos sentidos, esas características únicas?¿no hay una vida que late y se abre paso en esos apenas dos centímetros de materia orgánica?
Los dos de los que hablo sobrevivieron al contacto con el ser humano, al menos conmigo. Uno se quedó en el mismo sitio y otro salió volando cuando le abrí la mosquitera de esa ventana en la que estaba.
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