Desde la semana pasada, 8 de julio de 2022, hay maquinaria pesada en el cauce del río Guadiana, justo en el límite del Parque Nacional de las Tablas de Daimiel.
¿Se trata de ese proyecto sometido al estudio de Impacto Ambiental del que venimos oyendo hablar en los últimos meses? No lo sabemos. Lo cierto es que a escasos metros del molino de Molemocho hay varias máquinas y se están haciendo trabajos de movimiento de tierras.
Parece como si se hubiera instalado un "estado de obras", desde hace demasiado tiempo, por encima de otras políticas de gestión de un espacio natural protegido. Curiosamente suele ser Tragsa la empresa que está detrás. ¿Que quién es su presidente? Pues precisamente el que fuera en su momento también director de este Parque Nacional. Decíamos hace pocos días que estamos viviendo una suerte de !tanatopraxia ambiental". Ojalá (expresión de origen árabe que quiere decir "quiera Dios") esté equivocado y se trate, como decían en el BOE, refiriéndose a mí, de "una mente calenturienta que se opone a todo". Pero, mientras reverdecen los cultivos en cientos de kilómetros a la redonda, en algunos casos, para ser abandonados en el campo, Las Tablas de Daimiel están secas y los moritos, (Plegadis falcinellus), ave de distribución africana, prosperan y se alimentan en ese tablazo sin agua. Y, para ver aves, hay que acercarse a la laguna de Navaseca.
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