Llamo "anfibiadas" a las salidas en busca de anfibios (y reptiles, si se presta, o invertebrados alucinantes, como las gambas duende) por mi entorno. Las suelo llevar a cabo cuando considero que es el momento oportuno. Por ejemplo, días de temperaturas apropiadas, cuando llegan los meses de los acoplamientos, noches lluviosas que no sean frías, días primaverales para ver la evolución de las puestas y de las crías...
Las anfibiadas son, para mi, momentos muy enriquecedores y hermosos, en los que intento aprender, hacer fotografías, tomar datos concretos y, cuando me ha sido posible, salvar la vida a algunos ejemplares, por ejemplo, cruzándoles alguna carretera o retirándolos de una rotonda.
A veces se ven especies tan hermosas como el tritón pigmeo (Triturus pygmaeus) o el muy abundante sapo corredor (Epidalea calamita).
He intentado, a lo largo de los años, trasmitir esta curiosidad y respeto por la Naturaleza a mi alumnado y amistades y divulgar todo lo que he aprendido a lo largo de los años sobre estos animales que, para muchas personas o son desconocidos o están considerados como malditos o peligrosos, sin serlo. Y en esas sigo, con mis anfibiadas, disfrutando y aprendiendo.
Tritón pigmeo (Triturus pygmaeus), retirado de la carretera para evitar su atropello. Son preciosos y, como se puede ver, totalmente inofensivos. En este caso se trata de un hembra.
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