Hace un año o dos estuvimos unos amigos y yo en las cercanías de El Caracol, unos peñones de Piedrabuena, Ciudad Real. Se encuentra El Caracol dentro de la finca "La Peñuela". La Peñuela está en la misma alineación montañosa que la "Sierra de las Majadas", en el extremo sur del término municipal. El punto culminante, según el Mapa Topográfico Nacional (4), alcanza los 805 metros de altitud sobre el nivel del mar. Muy cerca aparece el Camino de Caracol. Además, dependiendo de la cartografía que utilicemos podemos ver hasta tres veces el mismo nombre en una zona reducida, como se aprecia en las imágenes preparadas por el geógrafo Juan Martín Martín al final de este breve artículo.
A simple vista y a cierta distancia, puesto que el paraje se encuentra dentro de una finca privada que está vallada, sólo se aprecian unos riscos de cuarcita con las características típicas de los mismos, aspecto grisáceo y acastillado, con vegetación y "callejones", es decir, espacios de decímetros hasta un metro o poco más entre los estratos verticales o ligeramente inclinados y paralelos entre sí.
Con este tipo de topónimos es importante ser cautos ya que, sin información fidedigna, apenas si se puede rebasar el límite de las meras hipótesis. La denominación no ofrece ni una etimología ni un sentido lato que nos remita a alguno de esos aspectos, a priori.
Por un lado, como suele ser tan frecuente, podría tratarse de un apellido o del apodo de una persona. También se generan modificaciones, corrupciones o evolución de vocablos e incluso erratas. Por ejemplo existe el término "carasol" (3) bastante usado en el norte y que en algún caso derivó en "caracol" pero tampoco se ajusta a la orientación, por lo poco que conozco el enclave concreto. La forma del peñón podría haber supuesto que se encontrara cierto parecido con el del invertebrado en cuestión, es otra posibilidad que ya apuntaba una de las amigas en aquella salida de campo. Y es que la pareidolia también ha dejado sus huellas en nuestra rica y compleja Toponimia.
Sin embargo, tras buscar unos datos de otro tema en una publicación de los años 60 del siglo XX del geógrafo e historiador Fernando Jiménez de Gregorio (1) di con el siguiente párrafo que me hizo pensar en la posibilidad del origen paleontológico de este topónimo:
"...hay un paraje, de El Caracol y un arroyo de la Vereda de los Caracoles, cerca de las Navas de Estena, que probablemente se refieren a los abundantes fósiles de esa estructura, Las arroyadas del Estena transportan fósiles en grandes cantidades. en el Horcajo los llaman gusanos."
De manera que así vemos otra posibilidad, el origen paleontológico de este topónimo. No he visitado el lugar pero no tendría nada de extraño que se encontraran icnofósiles de cruzianas o de los mencionados gusanos marinos. Es curioso que muy cerca se encuentre otro cerro con el nombre de "Morro de los Garabatos".
Y, como última opción, arqueológica o prehistórica también he pensado que se podría tratar de esas incisiones de forma espiral hechas en las rocas de tiempos remotos y de las que tengo conocimiento de Anchuras, Ciudad Real. ¿Podrían ser petroglifos de espirales o laberintoides de la Edad del Bronce, de una edad de dos mil años antes de Cristo los que dieran el nombre a este paraje? (2) Evidentemente, primero, se deberían haber localizado dichos petroglifos, cosa que no ha sucedido.
Y ya para concluir recordemos que también en Anchuras aparece este topónimo de "Caracol", dando nombre a una finca. En ese término municipal sí hay petroglifos de espirales.
Capturas de imágenes de satélite y del mapa topográfico nacional del IGN realizadas por el geógrafo Juan Martín Martín.
(1) JIMÉNEZ DE GREGORIO, Fernando (1964): "La población en la zona suroccidental de los Montes de Toledo". Revista de Estudios Geográficos. Instituto Juan Sebastián Elcano-CSIC, Madrid. Compilación hecha por Rafael Ubaldo Gosálvez Rey.
(2) FERNÁNDEZ PINTOS, Julio (2018): "Los petroglifos de espirales en Galicia".
(3) REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA (1796) "Diccionario de voces españolas geográficas". Editorial Aguilar. Edición facsímil, 1990. Madrid
(4) MTN escala 1:50.000, "Abenójar", número 783, en su segunda edición de 1954. Instituto Geográfico y Catastral.
Tendremos que comprobar "in situ" la toponimia caracol y ver si se cumple en esta ocasión...
ResponderEliminarSí, Juan. Tenemos que ir.
EliminarTodas las hipótesis propuestas resultan razonables, pero habría que pasar a la observación directa para descartar algunas de ellas. Como el vallado del perímetro de la finca impide el acceso libre quizás podría solicitarse al propietario permiso para poder realizar una visita supervisada.
ResponderEliminarSí, tenemos que ir, previa petición de permiso. Ya comentaremos los resultados. Gracias por comentar.
EliminarHace algunos años en un lugar de Andalucía me encontré con un topónimo del mismo tipo, preguntado sobre el particular, un corresponsal de la zona me informó que el nombre hacía referencia a la existencia de varias curvas muy cerradas que trazaba la pista forestal, debido a la gran pendiente del terreno montañoso.
ResponderEliminarMuy interesante.
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