Las gambas duende siguen, bajo el hielo, con sus vidas silenciosas...Ha helado esta noche y ya a las diez de la mañana, con unas dos horas de sol, el charco seguía cubierto de hielo.
Se veían esas estelas dibujadas a través del cristal helado, en el agua, con calma, dejando ver parcialmente el tórax y las extremidades. Alguna se acercaba a la orilla y mostraba todo su cuerpo. Orilla de un charco de un metro y poco de largo por unos treinta centímetros de ancho, producido por las rodadas de un tractor.
Allí, en ese microcosmos alejado de miradas, fecundo laberinto de epstantes semillas, se dibuja la vida con líneas muy delgadas, cambiantes, en esas aguas embarradas, pequeñas manchas, flujos, hoyuelos, remolinos de milímetros, idas y venidas, vida, al fin y al cabo. Un milagro de la Naturaleza que, con estas letras minúsculas nos envían ese mensaje de Paz.
Como recordaremos las gambas duende son invertebrados, crustáceos branquiópodos anostráceos, un milagro de la madre Tierra.
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