Ayer estuvimos hablando en un taller sobre Naturaleza de las Aves, en general, y de su Observación. Me gusta comenzar con una introducción paleontológica y seguir con la línea del tiempo para, ya metidos en materia, hablar de las aves más cercanas a nuestras vidas. De manera que enseguida salen los aviones y aclaro que no es una broma sino que esos pajarillos que vuelan tan deprisa, que llegan a finales del invierno y que hacen los nidos en las cornisas de nuestros edificios no son golondrinas. Y ya viene el momento de hacer unos dibujos en la pizarra y de mostrar fotografías.
Y es que en nuestras ciudades y en algunos pueblos los aviones son mucho más abundantes que las golondrinas. Lo que más llama la atención a las personas que no conocen esta diferencia es la denominación. Lo más fácil es pensar que proviene de esos aparatos que surcan los cielos pero no, no viene de ahí la palabra.
En español la palabra avión se viene utilizando desde el siglo XIII para nombrar a un ave de la familia de las golondrinas. Su etimología no está clara y lo que aportó el gran estudioso de la misma, Joan Corominas, es puesta en duda por otros autores, como Zamorano. Desde luego no aparece en el curiosísimo libro de Francisco Marcuello de 1617, ni en el de Reyes Prósper de finales del siglo XIX, pero eso no significa nada.
Llama la atención que al hablar del significado de la aeronave no se mencione siquiera por encima la existencia de estas aves y su nombre. Pero más sorprende que en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua se diga que es "pájaro, especie de vencejo", sin aportar más información.
Y es que en España tenemos el avión común, de nombre científico "Delichon urbicum" y el avión zapador "Riparia riparia" y hay más especies en otros territorios.
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