Hace más de un mes empecé a escribir en un folio. Me quedé en el título. Era el 18 de abril de 2024 o quizás fuera unos días antes. Decía "Cada día es más importante eliminar los insultos de la vida cotidiana". Yo llevaba ya bastantes días interviniendo en algunas redes sociales, contestando a personas anónimas, generalmente, en el sentido de usar un vocabulario menos agresivo y cosas por el estilo. Me parece que lo que está ocurriendo es lamentable y es que una cantidad impresionante de cuentas con pseudónimo se dedican a mentir y a insultar sin consecuencia alguna. Pero si nos centramos en lo que está ocurriendo en España en relación con la política y las instituciones el espectáculo es, sencillamente, insoportable. Cuando el presidente del gobierno de España anunció que se retiraba cinco días para reflexionar y decidir si dimitía de su cargo o no me pareció que mi escrito no merecía la pena, independientemente de que considere que se trató de un gran error.
Fue el 24 de abril de 2024 cuando el presidente publicó su carta. Ha pasado casi un mes y seguimos igual o peor. Ayer, sin ir más lejos, se volvió a contradecir diciendo que había que rebajar el tono y no insultar para, un poco después, seguir en esa línea de confrontación y de faltar al respeto no sólo a sus adversarios políticos sino a millones de personas. No fue el único y los fragmentos que iba escuchando en la radio no tenían desperdicio, resultándome especialmente agresivo y desacertado, como casi siempre, el portavoz de Esquerra Republicana de Cataluña, Gabriel Rufián Romero. Su capacidad para desfigurar la realidad es digna de estudio. Describió a la izquierda de una forma muy positiva y a la derecha como personas que lo único que necesitan es una televisión, por ejemplo. ¡Un genio del error!
Hoy he tenido la mala suerte de ver un vídeo en Instagram de unos segundos en los que Patxi López (Francisco Javier López Álvarez), portavoz del PSOE en el Congreso de los Diputados, decía: "nosotros vamos a exigir respeto". Después, el periodista Vito Quiles, a quién es la primera vez que oigo, le hace unas preguntas y el portavoz se niega a contestar.
En fin, este es el ambiente. Es importante destacar que es el ambiente "verbal", lo cual es muy importante ya que no siempre la violencia se queda en las palabras. Pero a mi me parece evidente que tenemos que hacer el esfuerzo de bajar el tono, eliminar insultos, descalificaciones, exageraciones, generalizaciones, particularizaciones, falsedades y demás. Por lo pronto la mayoría de políticos y políticas y gentes a las que les gusta hablar del tema se equivocan cuando hablan de conceptos o realidades como "la derecha" o "la izquierda" -sin necesidad de entrar en otros vocablos más negativos-. Y es que esos colectivos no existen como tales. Sí, lo he dicho y lo repito. La derecha o la izquierda son palabras que no tienen ninguna validez descriptiva medianamente seria. Hay personas, hay grupos, hay familias (no en sentido de sangre o parentesco). Y las personas que las usan están faltando a la realidad y a la verdad. Unos lo hacen por desconocimiento, porque o no saben o son incapaces de entender estas cuestiones tan elementales de la cartilla primera de la convivencia y la sociedad. Otros lo hacen adrede, buscando...lo que quiera que están buscando.
Lo cierto es que buena parte de la sociedad, la inmensa mayoría quiero creer, pasamos olímpicamente de estas refriegas, de tanto insulto, de tanta descalificación y de tanta polarización. Pasamos del encasillamiento, del etiquetado, del "y tú más", del quítate tú que me pongo yo", de "los tuyos y los míos" y de la creciente agresividad verbal.
Y en la misma medida estoy firmemente convencido de que tenemos que hacer todo lo que esté en nuestras manos para eliminar los insultos, las descalificaciones, las burlas, los señalamientos...de nuestras vidas, sea cual sea el contexto. El respeto es mucho más importante que cualquier otra razón.
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