jueves, 5 de septiembre de 2024

Escenas entomológicas, 64. Escorpiones amarillos o alacranes (Buthus occitanus) dentro de casas en el campo.

 El escorpión amarillo, escorpión común o alacrán (Buthus occitanus) es uno de los invertebrados más temidos de España, si no el que más. El refranero ha dejado constancia de ese sentimiento de miedo. En la provincia de Ciudad Real, al menos en los pueblos en los que he vivido o trabajado, el más usado, si no el único, dice: 

"Si el alacrán viera y la víbora oyera 

no habría hombre que al campo saliera".

Como vemos se equipara en peligrosidad el alacrán con la víbora hocicuda (Vipera latastei), lo que demuestra que el conocimiento sobre los efectos de la picadura de este arácnido dista mucho de la realidad. Además ,estos seres tan curiosos sí tienen ojos. Son nocturnos y parece ser que no es su sentido más preciso para cazar. En Colombia se está estudiando esta cuestión. El investigador Daniel Gutiérrez Kemenes ha llevado a cabo varios experimentos y conseguido resultados que pueden arrojar luz sobre la vista de otros invertebrados.

Cuando yo era pequeño me contaban que a una tía mía le picó un alacrán en la mano. Estaban en el campo, a doce kilómetros de distancia del pueblo y no había teléfono ni medio de transporte disponible. Frieron el alacrán y el aceite se lo aplicaron en la mano con lo que se le curó el efecto de la picadura. Era muy típico el relato de los alacranes que preferían inyectarse el veneno y morir al verse rodeados por el fuego. 

Cuando comencé a coger alacranes ya tendría yo trece o catorce años (1975 y siguientes). Mi idea era "cuidarlos" y estudiarlos. El primero, debo confesar, murió abrasado. Y el segundo debió correr la misma suerte porque se lo dejé a un amigo. Los cogía debajo de las piedras, con botes de cristal y tapas metálicas en las que hacía dos o tres agujeritos con un destornillador o cuchillo. Llegó el momento también de alardear delante de las chicas, cogiéndolos con las manos y soltándolos rápidamente o poniendo la mano en su trayectoria para que subieran sobre ella y después, la sacudía con fuerza, es decir, hacía el tonto como un verdadero profesional y corrí riesgos innecesarios, pero el poder de esos llamados "mensajeros químicos del cuerpo", osea, las hormonas, era tremendo.

Aquella época pasó pronto y ya solo los cogía para alguna actividad educativa o para traslocar a los que pudieran aparecer en situación poco favorable para ellos.

Los he seguido viendo y fotografiando con cierta frecuencia. Hace ya unos veinte años una amiga de Piedrabuena me comentó que en su casa, entre olivares, a cinco kilómetros del casco urbano, los veía y se metían incluso dentro de su vivienda.

Y esta semana un amigo de Villarrubia de los Ojos me cuenta algo parecido. Los ha cogido en la entrada y dentro de su casa, situada a las afueras del pueblo, también entre olivos.

Comenzamos a buscar información. Internet, una llamada telefónica, varios correos electrónicos y una pregunta a un amigo nos aportan algo de luz.

Desde proteger lo mejor posible los "accesos" a la casa por pequeños que sean, fumigar por empresa especializada, utilizar algún insecticida (en realidad debería ser un "aracnicida"), utilizar algunas plantas como la "lavandula" o soltar gatos han sido las propuestas recogidas. Desconozco si esta última es verdaderamente eficaz pero me aseguran que sí.

Creo que no estaría de más hacer una búsqueda lo más exhaustiva posible en los alrededores y, como propone también otro amigo, hacerse a la idea, estar siempre muy pendiente y no andar descalzo nunca. Desde luego debe tranquilizar un poco ser consciente de que la hipotética picadura no es tan peligrosa como afirmaban los refranes recopilados por Monzón Muñoz y Blanco Gil. Por ejemplo:

"Si te pica el escorpión

coge la pala y el azadón".

La estadística dice que en España no se producen muertes por esta causa y no pasa de provocar dolor y algunos efectos como vómitos o fiebre en algunos casos. 

Nos surgen algunas dudas. ¿Porqué se deciden estos escorpiones a entrar en las casas? ¿Son capaces de trepar por las paredes, como se dice en algunos textos de la red? ¿Son verdaderamente efectivos los gatos domésticos para eliminar la presencia de los alacranes? 

En fin, seguiremos prestando atención a estos casos concretos para ver cómo se van desarrollando. Al matrimonio que vive en la casa en la que llevan entrando alacranes desde hace años nunca les ha picado ninguno y verdaderamente han sido muy pocos los descubiertos en el interior. La mayoría han sido localizados en las inmediaciones o en la entrada.

Ahora siento cierto rubor e inseguridad al decir que hace años escribí lo que denomino un "subpoema", dedicado a un alacrán con el que, de alguna manera, siento que mantengo una relación especial, pues todos los años le hago una visita, molestándolo, estoy seguro, pero sin hacerle más daño. Lo titulé "Amigo alacrán".



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