miércoles, 30 de octubre de 2024

Dónde la realidad te lleva, 8. Construir la realidad con mentiras.

 En marzo de 2023 escribí mi último capítulo de esta desagradable e increíble sucesión de afrentas y mentiras que me volvió a llevar ayer a un juicio como demandado. El motivo: la persona que me robó una valla de unos 80 o 90 metros, los postes, una puerta metálica, dos puertas grandes, los tensores y los alambres y me destrozó cientos de baldosas y baldosines y otros materiales de construcción, me denunció exigiendo que yo retire la valla.

No pasa nada, su abogada teje y teje una urdimbre de mentiras burdas, con tartamudeos cuando habla de la valla que ... existe, bueno, no, bueno no sabemos, ha sido vandalizada...con verdades a medias, con fragmentos de un sentencia sin incluir el párrafo siguiente o sin aclarar lo que había ocurrido antes o después. Todo vale, incluso apelar a la normativa de caminos del ayuntamiento de Villarrubia de los Ojos en la que se dice, según ella, que los vecinos que vallen sus fincas deben dejar diez metros de distancia con respecto a su vecino (sic). Si fuera cierto, que no lo es, yo, por ejemplo, no podría vallar mi finca y dejaría solo un pasillo de unos centímetros. La abogada que hizo las veces de sicaria para paralizar la obra de vallado amenazando a los trabajadores y que mintió en el ayuntamiento y a la Guardia Civil y que luego utiliza la interrupción del vallado y el tiempo transcurrido como excusa para decir en sede judicial y a su perito que no se pueda vallar.

Pero todo vale. Vale decir que yo obro de mala fe en varias ocasiones y dejándolo por escrito cuando ella esta mintiendo abiertamente desde el minuto uno de esta historia, que comenzó con el arranque de varios árboles y el arado y la usurpación de tierra que no era de su defendido y estaba y está meridianamente clara en 2015, creo recordar. 

En aquel momento esa finca era de mis tías (mis primas, en realidad pero por la diferencia de edad siempre hemos tenido trato de tías y sobrino), una de ella, nonagenaria y la otra octogenaria. Lo que se me dijo allí, en el campo, en ese pedazo de tierra que no era suyo fue:

-¿A ti que más te da, si esto es de tus tías y son muy viejas?

Todavía no sabían este señor y su hijo, el propietario que me causa los daños y denuncia, que yo acababa de comprar ese tajón con la cifra nada desdeñable de catorce (sí, 14, con guarismos árabes) almendros.

Después llegó la negación de los hechos, la reiteración de los mismos, las amenazas de todo tipo, incluyendo la física, con un tractor enorme viniendo hacia mi a toda velocidad y frenando en el último momento, dejándolo a unos cinco centímetros de mi pecho y las defensas en sede judicial con mentiras y con mentiras peregrinas como esta última.

No pasa nada por usar la técnica del calamar, con ríos de tinta en páginas y páginas de extractos, fragmentos, citas, fotos y falsedades que consiguen despistar al más avezado lector. Vale negarlo todo para luego aferrarse a lo negado. Vale oponerse a cualquier iniciativa de resolución del conflicto con objetividad, como elegir un técnico independiente que dictamine y pagarlo a medias o elegir un técnico cada una de las parte4s y que se pongan de acuerdo con el compromiso de acatar ,lo que dicten. Vale negarse a los repetidos intentos legales y amistosos de efectuar un deslinde. Curioso esto último cuando en el primer juicio su argumento fue que se había producido el problema precisamente porque había un problema de lindes.

La última denuncia que interpuse se archivó, inexplicablemente para mi. Llegado el momento, quise dejar el tema zanjado. Es decir, mi vecino me había robado lo dicho anteriormente, había plantado viñas y puesto postes hasta mi finca, con el agravante de que necesita unos tres metros para maniobrar la maquinaria, por lo que tiene necesariamente que invadir mi propiedad. Tengo fotos en las que se aprecia perfectamente como las huellas de la maquinaria que ha trabajado su finca penetran en la mía como si fuera suya. Pero, como decía, decidí dejar de interponer denuncias y de alimentarlas, por decirlo de alguna manera. Y cuál fue mi sorpresa cuando me llega una denuncia suya en la que exige la retirada de la valla que él ya me ha robado...Por si fuera poco me llega una carta certificada con aviso de recibo del Juzgado en la que se me dice que se me ha declarado en rebeldía.

- ¿Cómo? ¿En rebeldía? Pero si estoy en mi casa y a mi nadie me ha citado ni avisado ni llamado...

-Tranquilo, no pasa nada, debe ser un error. Lo subsanamos.

Sorprende que un profesional, un ingeniero técnico, acepte el juego de elaborar un informe concluyendo que efectivamente yo me he apropiado de unos 350 metros cuadrados del vecino y algunas falsedades más. Lo afirma por escrito, lo argumenta con las falacias recibidas, las mentiras y las verdades a medias, sin recurrir a las fuentes inequívocas que tiene a su disposición. Pero no tiene más remedio que insertar un plano en el que se aprecia el perímetro de mi finca y cómo el vallado se encuentra dentro de la misma, habiéndome retranqueado muy generosamente.

En el juicio se repite el penoso espectáculo de ver a un perito que jura decir la verdad haciendo afirmaciones que trascienden con mucho sus funciones, sus habilidades técnicas y sus conocimientos jurídicos, procesales, administrativos y sobre todo, sobre este conflicto y estas fincas, no teniendo más remedio que admitir dos veces, con cierto silencio muy expresivo que, efectivamente, mi finca vallada se encuentra dentro del perímetro de mi finca catastral, recalcando este término, sabedor de lo que significa. A medio metro de distancia del perito declarante estaba la pantalla en la que estaba proyectando el plano elaborado por él en el que se aprecian a la perfección estos pequeños detalles que se quieren ignorar por completo, ante la mirada atónita del demandante. 

Tampoco dijo este técnico que es muy extraño que el ayuntamiento de Villarrubia de los Ojos me autorizase a vallar 190 metros lineales de perímetro y que yo redujera esas medidas considerablemente, con la lógica y correspondiente pérdida de metros cuadrados de mi propiedad. O que la forma triangular de mi finca es muy fácil de reconocer en las fotografías aéreas desde hace 50 años y en los planos catastrales y que, sorprendentemente, desde la llegada de su cliente, se truncó esa forma y se ha convertido en un rectángulo. (En algunas entradas de este blog ya he publicado fotografías).

Y es que el argumento de que me he apropiado de metros del vecino se empezó a usar como una estrategia más hace ya un tiempo cuando la abogada se percató de que sus bazas iban cayendo y que en mis escrituras se advertía de un exceso de cabida que debía ser subsanado. Precisamente una juez anterior dejó claro que ese tema no era el "quid" de la cuestión puesto que ambas fincas proceden de una partición por herencia de un familiar de...1946 y que las mediciones eran muy elementales. Además, lo que está en cuestión no es una apropiación de un terreno por mi parte sino por la suya y es tan sencillo como contrastar las fotografías aéreas desde 1956 hasta hoy. Así lo han venido haciendo los peritos agrícolas, ingenieros superiores, arquitecta e ingeniero topógrafo que yo he contratado hasta ahora, dictaminando siempre que efectivamente una parte de mi finca ha sido "usurpada" por el vecino. Eso, sin tener en cuenta que entre ambas existía y existe documental, fotográfica y testimonialmente una senda servidumbre de paso de dos metros de anchura que separa ambas fincas y que también forman parte de la finca del vecino.

Pero como no hay dos sin tres y aprovechando que me gusta escribir y publicar fotografías se me denunció por acoso por los textos que se pueden leer en este espacio de comunicación y expresión personal. Nuevo juicio cargado de falsedades que no llegó, afortunadamente, a ninguna parte, más allá de todo lo que supone un juicio y la actuación más que cuestionable de algún guardia civil que, muy sutilmente, para averiguar si yo era el autor y propietario de este blog me dejó un mensaje como comentario visible por todo el mundo. Cuando conseguimos hablar telefónicamente le tuve que sacar con repetidas preguntas su nombre y primer apellido si quería que yo siguiera hablando. Sutilezas de los procesos judiciales. En aquellos momentos se decía que yo estaba acosando a mi vecino también judicialmente porque cada vez que él hacía algo indebido yo acudía al juzgado (no como él que acude al tractor y a la pala, a otras herramientas y al anonimato en sus repetidas acciones, que luego niega y delante de mi admite). Se olvidaba otra vez la abogada de nombrar las veces que yo había sido denunciado desde el inicio de nuestro problema precisamente por ella y su compañera.

En fin, como ya he dejado dicho oralmente y por escrito, doy gracias a Dios por estas oportunidades que se me presentan para demostrar cómo actúo y cómo soy. Desde hace tiempo mi intención es no seguir batallando judicialmente y aceptar que la fuerza del tractor y de las mentiras ha vencido en lo judicial y en la tierra cultivada pero no en el campo más rico espiritual y humanamente de la honradez, la verdad y el respeto.


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