Es muy frecuente en España que ante cualquier pregunta o afirmación se conteste con lo que yo llamo "el no inicial". Hasta dónde yo sé en realidad no se trata de una verdadera negación sino de una costumbre heredada o aprendida de forma automática o inconsciente que precede a nuestra intervención.
A veces ocurre que la persona que escucha ese "no" pregunta y hasta aclara que se ha producido una negación, generándose situaciones un tanto enrevesadas entre los síes y los noes, las preguntas y las respuestas.
Por ejemplo, una persona habla de la reciente lluvia:
-¡Qué bien! Ha llovido bastante estos días.
-No, lo que pasa es que como llueve tan poco.
-¿Cómo que no? ¡Pero si han caído treinta litros!
-No, si yo lo que digo...
-¿Osea, que no ha llovido bien?
-Sí, eso si.
-Ah, ¡como has dicho que no!
-No, yo no digo que no lo que digo...
-Pero si lo acabas de decir otra vez...
Y es que sin darnos cuenta tenemos esa costumbre, que es más una coletilla que la verdadera negación. Es importante prestar atención a estos actos para, en la medida de lo posible, mejorarlos.
Para terminar, en Villarrubia de los Ojos, Ciudad Real, se contaba un breve diálogo que ponía de manifiesto la dificultad de entenderse:
-¿Vas a Madrid?
-No, voy a Madrid.
-Ah, creía que ibas a Madrid.
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