Es muy común que en las conversaciones surja la negación incluso en situaciones en las que se desconoce el tema del que se está hablando. Antes se decía eso de "la ignorancia es muy atrevida" y, quizás con un sentido parecido lo de "por la boca muere el pez". Es un fenómeno de la comunicación digno de ser tenido en cuenta ya que dificulta las relaciones humanas. Lo prudente, a mi modesto entender, es escuchar y, como mínimo, conceder el llamado "beneficio de la duda".
Detrás de cada acto humano se dice que hay toda una compleja red de motivaciones, conscientes una parte de ellas e inconscientes, otra. Lo cierto es que una negación casi sistemática o sistemática revela aspectos de nuestra conducta, de nuestro carácter y/o de las circunstancias. No tienen necesariamente que ser negativos o nocivos pero, en determinados casos sí que desvelan facetas que se alejan de los modelos considerados como más válidos o recomendables.
Hay casos en los que esas negaciones ocultan (o lo contrario, muestran) sentimientos en su más clara dimensión. Hay estrategias, complejos, carencias, síndromes...pero, en términos generales, me atrevo a decir que se pueden hacer esfuerzos para superarlos y que merece la pena.
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