Hace un tiempo escuché que en general los españoles y españolas no escuchamos. Se decía que tenía que ver con algunos aspectos de nuestra gramática y se ponía el ejemplo del idioma inglés, entre otros. Como una gran parte de las preguntas en este idioma llevan una preposición al final si no esperas a que se termine la frase no sabes lo que te están diciendo. En español con los pronombres interrogativos iniciales ya solemos pensar que entendemos el significado completo, cuando no tiene porqué ser así.
Está muy extendida la práctica de terminar frases y hasta palabras cuando otro habla. A veces lo hacemos para ayudar en lo que parece un titubeo, una dificultad para encontrar una palabra concreta o a pronunciarla correctamente pero, en un buen número de casos es, sencillamente, que nos lanzamos sin permitir que el interlocutor acabe.
Escuchar es muy muy importante. Siempre he dicho que escuchar es tan importante como saber hablar. Se suele decir que "a buen entendedor pocas palabras bastan". Aunque también es cierto que se dan casos -tantos cuantos sean- en los que es imposible seguir una conversación por larga, por repetitiva, por incoherente, por intrascendente, por los excesivos detalles, por lo que se podría llamar los "callejones sin salida"...
En el habla hay muchos adjetivos y expresiones que hacen alusión a esas formas de hablar, algunas incluso malsonantes- pero lo trataremos en otra entrada. Hay una que me parece que, al menos, se usa en los pueblos de Los Montes de Toledo de la provincia de Ciudad Real:
-¡Madre mía, lo que relató!
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