La Rinconada hoy, en 2024, es un paraje de Villarrubia de los Ojos, una finca y una casa rural*. En el primer tercio del siglo XIX la hemos localizado como escenario de una plaga de langosta. Era 1833 y se trataba de una de tantas dehesas de propios, es decir, de los vecinos del municipio, que el ayuntamiento gestionaba. Con la llegada de la llamada Desamortización civil o de Madoz se puso a la venta. La subasta se hizo pública en el Boletín Oficial de Venta de Bienes Nacionales de la provincia de Ciudad Real de 17 de setiembre de 1862. Desconozco si, como en otros casos y con otras fincas municipales, ya se había subastado ni cuantas veces se subastó, si fuera el caso.
En esa fecha se trataba de un quinto de 274 hectáreas de extensión, de pastos de 2ª y 3ª, clase con 5.000 pies de encina de 3ª clase. Nos detendremos un momento en este dato concreto. Si dividimos las encinas entre la extensión tenemos que había una media de 18 encinas por hectárea. En realidad eran pocas si comparamos esa cifra con la finca colindante, el quinto de Zarcejo, que tenía 33 pero similar en proporción a los Montecillos, que se quedaba en 17. Las tres fincas se pusieron a la venta en el mismo boletín.
Los linderos de la finca eran:
-por el Norte "los Cañamares llamados del Palomar".
-por el este (Levante) "el llamado Zarcejo".
-por el Sur, "propiedades del Chaparral".
-por el Oeste (Poniente) la dehesa de Zacatena.
La finca estaba sin arrendar y se tasó en 250.000 reales para la subasta.
En el mapa topográfico nacional escala 1:50.000 de Villarrubia de los Ojos de 1886, el primero que se realizó y publicó, aparece el Camino de la Rinconada como subparalelo y divergente del de la Lagunilla. No lo he encontrado nada más que en el topográfico de Daimiel (760) edición de 2007, en el extremo sur del término municipal de Villarrubia de los Ojos, antes de llegar al Chaparral y a unos 2 kms del río Guadiana.
Se encuentra en el camino de Griñón o de las Tablas, a 6´5 kms desde Villarrubia de los Ojos.
Ya a finales del siglo XX, en 1990, aproximadamente, una parte de la finca tuvo diferentes usos, como campo de tiro, cantera de arena (una parte de esos terrenos están formados por dunas de origen eólico, con una arena rojiza muy fina) y pista de aterrizaje de un ultraligero.
Allí se plantó un pinar y se mantuvo una parte de los chaparros que quedaban, así como algunas de las encinas centenarias, que en la actualidad siguen en pie. También se adecuó uno de los edificios que antes había sido majada de ganado y palomar como primillar, ya que el cernícalo primilla (Falco naumanni) tenía allí una buena colonia de cría.
Cuenta la Rinconada con un arboretum con más de cien especies y en las construcciones se ha respetado el estilo manchego, con su típica austeridad. Llegó también el momento del viñedo en espaldera, de los pistachos -uno de los primeros de toda la provincia de Ciudad Real-, de los almendros y del turismo rural. El ambiente, en este caso, sí es verdaderamente rural y se ha hecho un gran esfuerzo en cuanto a sostenibilidad. La riqueza ornitológica y entomológica son dos valores más que revelan el tipo de gestión que se viene haciendo desde hace años. Ver anochecer entre esas encinas centenarias, con el canto de los chotacabras y los gritos y vuelos de los pavos es una toda una experiencia que nos acerca a la Naturaleza y a los paisajes agrarios.
*El topónimo que se usaba más frecuentemente era el de "El Monte" hasta que se rehabilitó una de las quinterías para usos recreativos y turísticos.
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