Hoy hace 86 años desde que comenzó la Guerra Civil Española. Ya sólo con esta primera frase habrá personas que no seguirán leyendo. El tema es duro, difícil y polémico. Hay posturas muy enconadas que, por ejemplo, quieren siempre empezar con adjetivos y acusaciones, sin ser capaces de escuchar o leer las formas diferentes de narrar lo ocurrido. Hasta es posible que, dadas las complejas circunstancias actuales, se pueda caer en una falta o delito simplemente por opinar o no aceptar determinadas versiones (según he oído decir, a propósito de la nueva legislación en marcha).
Lo cierto es que hace unos días, leyendo un libro escrito por un familiar me llamó la atención lo dicho a este respecto. El padre del autor vivió la guerra como soldado del ejército republicano. Tras terminarla fue internado en un campo de concentración, hasta que fue avalado y pudo salir. Durante toda su vida este protagonista no quiso hablar a sus hijas e hijos de esos años. Muy al contrario, nos dice este narrador, otras personas se pasan la vida con la guerra en la boca.
Y esta forma de afrontar el conflicto ya nos aporta una increíble variedad de posturas y actitudes que no debemos olvidar. Si millones de personas fueron capaces de convivir y hasta perdonar con mayor razón lo deberíamos hacer los que no vivimos aquellos episodios bélicos.
Pero lo cierto es que ese "discurso" sobre la guerra se va haciendo -a mi juicio- cada vez más bronco, más excluyente y rotundo. Los hijos e hijas, nietos y nietas, biznietos y biznietas de aquellos protagonistas -o antagonistas, en algunos casos-deberíamos ser capaces de "dialogar" de otra manera.
Para mí la descalificación inmediata, la clasificación y el juicio en buenos y malos, las prohibiciones, las negaciones del pasado, las generalizaciones o las particularizaciones, las salidas de tono...no proceden. Pero es más, no proceden tampoco esas exigencias de toma de postura, de exigir que se pida perdón, de alineamiento, de identificación con personas, partidos o ideologías que ya han muerto o han variado tanto que son irreconocibles.
Cuando empiezo a hablar del tema, a matizar, a contar, a aportar datos enseguida me doy cuenta de si merece la pena o no. Dadas las circunstancias y las vivencias de confrontación vividas, lo evito prácticamente siempre. Y es que, sinceramente, hay mucha gente que habla, ¿están en su derecho?, sin tener ni idea, ya que apenas conocen fragmentos -no necesariamente ciertos-de una de las muchas posibles versiones.
Además, parece estar extendiéndose una "versión oficial", permítaseme la expresión, que en nada coincide con lo ocurrido y que desde ningún punto de vista tiene en cuenta el ambiente, el contexto, las realidades de la época, los condicionantes espacio-temporales y sociales, ni lo verdaderamente difícil (imposible, en realidad) que es conocer la realidad como un todo, fácilmente simplificable y explicable.
He constatado ese profundo desconocimiento y se me puede preguntar, como me ha pasado bastantes veces, que cómo pretendo estar yo en la posesión de la verdad, o que porqué lo dicho por mí es más válido que lo dicho por otros, etc. Y es que yo no creo estar en posesión de la verdad pero sí es cierto que me he preocupado de escuchar todo tipo de relatos. He leído lo que me ha dado tiempo. He buscado información en algunos archivos y, sobre todo, e intentado siempre alejarme de posicionamientos maximalistas, ideologizados (ya sé que para muchos es o imposible o pecado) y excluyentes. No albergo odio ni rencor y creo que esa tiene que ser la línea a seguir. Desde el respeto podemos hablar de todo y construir eso que llamamos Historia.
Cuando leí, de un historiador marxista, creo recordar, eso de que la Historia es un constructo humano que no depende del pasado sino del presente me quedé estupefacto. Empecé a reflexionar y, efectivamente, mucho de razón tiene esa afirmación.
Con la Guerra Civil española de 1936-1939 pasa algo parecido, y esperemos que no sea cierto eso que se dice de que no se va a poder hablar con libertad frente al relato establecido. Lo ideal es que, 86 años después, se pueda hablar sin humillar y sin faltar a la verdad sin necesidad de jueces históricos de lo políticamente correcto. Y en la misma medida sería de esperar y muy deseable que la llamada clase política de todos los colores y posiciones dejara de usar este tema con fines muy poco edificantes y serios.
Por otra parte quizás sería bueno también darle más importancia a nuestra Historia, en general y no centrarnos exclusivamente en esos años de la guerra. En la misma medida, sería muy recomendable empezar a desenterrar realidades nacionales acaecidas hace relativamente poco y que están en el más perfecto de los limbos. Sí, me estoy refiriendo a nuestro pasado colonial reciente.
Concluyendo, afirmo que se puede hablar, estudiar, investigar y divulgar sobre temas como la Guerra Civil Española de 1936-1939 desde la búsqueda de la objetividad y el respeto. Y esa es mi actitud, espero que compartida.
Francisco Zamora Soria, 18 de julio de 2022. Villarrubia de los Ojos, Ciudad Real.
PS: Publico siempre los comentarios (y los agradezco) que se me hacen en este blog, excepto los de publicidad. Pero, si llegara alguno con descalificaciones y anónimo, no lo publicaría.
Cédula Militar de identidad de un soldado del Ejército Popular de la República Española. Este documento iba metido dentro de una cartera de tela, también oficial.
Placa de agradecimiento de Monterrubio de la Serena (Badajoz) a Corral de Calatrava por la acogida de los llamados "evacuaos", evacuados del Frente de Extremadura.
Edición revisada y aumentada del libro de ALÍA MIRANDA, Francisco, sobre la Guerra Civil Española de 1936-1939 en la provincia de Ciudad Real. Fue presentado el 7 de junio de 2017.
"Blockhaus" en Colmenar del Arroyo, Madrid. Pude visitarlos en mayo de 2013 gracias a Luis García-Mochales. Son una parte más del Patrimonio relacionado con la contienda.