miércoles, 4 de octubre de 2023

Sobre el topónimo "cañal" y en concreto sobre el estrecho del Cañal de Piedrabuena, Ciudad Real.

 Los topónimos son las palabras que usamos para nombrar los lugares. Son una fuente extraordinaria de información y una parte importante de nuestro Patrimonio Inmaterial, (en algunos casos, en otros podríamos considerarlos también como Patrimonio, sin más).

Por un lado nos sirven para ubicarnos, para saber dónde estamos o adónde vamos pero, además, nos hablan de nuestra Historia, de las formas de vida, de la evolución de nuestro idioma, de nuestro Entorno, con mayúscula, fijando datos que, probablemente, se habrían perdido. Me estoy acordando, por ejemplo, de un paraje y un camino entre los municipios ciudadrealeños de Picón y Piedrabuena que se denomina "La Encebra". El historiador y doctor don Miguel Fernando Gómez Vozmediano nos aportó datos en una publicación sobre esta interesantísima palabra que nos advertía de la presencia de asnos salvajes en nuestras tierras hasta bien entrado el siglo XVI.

Y ya, hablando del topónimo concreto de El Cañal, de Piedrabuena, diremos que es un estrecho, una cerrada sobre el río Bullaque, en el término de Piedrabuena. Es más conocido por una cuestión política del siglo XIX que se ha prolongado durante el siglo XX que por su cercanía o accesibilidad. Y es que el Estrecho de El Cañal se convirtió en una promesa que no se hizo realidad cuando se supo, allá por 1898, aproximadamente,  que el gobierno tenía previsto construir allí una presa. Fue lo que se llamó el "Plan Gasset" de 1902, en honor al político y empresario de los medios de comunicación don Rafael Gasset y Chinchilla. Y es que el que fuera siete veces ministro incluyó este paraje, muy apartado y de difícil acceso, en su plan, creando muchas ilusiones y expectativas que nunca se cumplieron. 

Los años y las décadas pasaban y se seguía incorporando el nombre de este estrechamiento del río, entre grandes roquedos de cuarcitas en los diferentes planes de Obras Hidráulicas, como el de Lorenzo Pardo de 1933, ya en la II República Española,  y los subsiguientes Planes Hidrológicos. Tanto se habló que en determinados sectores sociales piedrabueneros había una especie de anhelo y hasta de decepción institucional por las promesas incumplidas. Estos planes llegaron hasta hace bien poco, finales del siglo XX, y todo parecía indicar que eran señuelos y globos sonda y no verdaderas intenciones. Una buena parte de la ilusión acumulada en torno a esta gran presa se disipó cuando se supo que se proponía dicha obra de infraestructura para abastecer espacios lejanos como el maltrecho Parque Nacional de las Tablas de Daimiel o para Ciudad Real y Puertollano (en el que se llamó mini-plan hidrológico de agosto de 1998, o de Aznar). Después, hemos vuelto a escuchar peticiones con muy poco fundamente y alguna que otra promesa.

Pero el Cañal sigue allí, apartado de carreteras y caminos transitados, reteniendo ligeramente las aguas del río Bullaque cuando vienen crecidas. Ha aparecido en varios textos literarios, como en una poesía del exiliado  Domingo Iglesias González (Piedrabuena, 1902- Toulouse, 1984). Y es que el también piedrabuenero y poeta Nicolás del Hierro Palomo coordinó una edición póstuma con algunos textos suyos. En su "Balada del Bullaque", poema de tema legendario, sitúa, como posibilidad, la acción. Por cierto tiene otras poesías preciosas dedicadas a este río.

Pero ¿qué significa la palabra "cañal"? Según un curioso y muy enriquecedor diccionario del siglo XVIII titulado "Diccionario de voces españolas geográficas" "cañal" es: "Armadijo en los rios y presas para interceptar la pesca, y hacerla encerrar en depósitos proporcionados á mantenerla viva y dentro del agua" (sic).

Además, este precioso librito añade "cañar", con dos acepciones y "cañaveral", en el sentido de "terreno poblado de cañas".

Cabe preguntarse si se podría tratar de "cañar" pero lo que nos ha llegado es "cañal" y con ese significado trabajamos ya que encontramos un dato del siglo XVI que puede reforzar esta hipótesis. Y es que en las Relaciones Topográficas de Felipe II", al hablar de Malagón se cita que se surte de pesca de los ríos Guadiana y Bullaque, de manera que, dada la morfología del terreno y el régimen estacional del río bien podría haber sido uno de los puntos más importantes para la pesca y el mantenimiento de peces para su posterior comercialización.

La primera cita histórica que he encontrado es la de la segunda mitad del siglo XVIII en las "descripciones del Cardenal Lorenzana", dónde se dice que "La una (mina) que dista de la villa como legua y media a la parte del norte, en el sitio del Cañal, según los experimentos hechos es de yerro y esmeril...". De manera que sabemos que allí estaba la famosa (e improbable, pero ya hablaremos de este otro tema) mina de esmeril de Piedrabuena; que está al norte del casco urbano y a una distancia de legua y media, es decir, a hora y media a pie y unos ocho kilómetros y pico de distancia.

Vemos también este paraje citado en el Diccionario de Madoz, a mediados del siglo XIX, aunque aparece con una errata, al nombrarlo como "Canal" y con un pequeño error ya que dice: "...entrando (el río Bullaque) en el (término) de Piedrabuena en el sitio llamado el Canal..." (sic)

Y, como decíamos, El Cañal apareció en el "Plan provisional de obras hidráulicas aprobado por Real Decreto de 25 de abril de 1902". Así rezaba el documento:

"117. Pantano de Cañal.- Para regar 1.500 hectáreas en término de Piedrabuena, de la provincia de Ciudad Real; situado sobre el río Bullaque, en el estrecho del Cañal".

Después volverá a aparecer dicha infraestructura como "Obras en estudio" y posteriormente como "Plan de Obras Hidráulicas realizables en ocho años 1909". No se había gastado todavía nada de manera que el presupuesto de 790.000 pesetas seguía intacto. Y seguirá apareciendo muchas veces, como queda dicho, valga como último ejemplo  el "Plan de obras para la reconstrucción nacional, de 1916".

En 1997 Francisco José Sarrión Torres nos informaba de ese destino del agua bullaquense de la presa del Cañal para "rellenar y retener el agua..." del Parque Nacional de las Tablas de Daimiel pero después nos avisaba de que se había cambiado el destino "ambiental" y en esas fechas ya eran otra vez para el hipotético regadío que se iba a crear.

Lo cierto es que el topónimo Cañal se sigue usando en Piedrabuena y para algunas personas evoca todavía esas grandes obras hidráulicas decimonónicas en su concepción y elección, que se convirtieron en muchos casos en lo que se llama "hidromitos".

El paraje, por cierto, es precioso. 

Estrecho del Cañal, río Bullaque, Piedrabuena. FZS, octubre 2023. 

Bibliografía:

GÓMEZ-VOZMEDIANO, Miguel Fernando (1997) "La caza en tierras de Piedrabuena durante la Antigüedad. (Siglos XIV-XVII)". En: "Lavandula. Revista de Investigación y Divulgación del Grupo Ecologista Cantueso". Asociación Cultural Fábula. Piedrabuena, Ciudad Real.

GRUPO AL-BALATITHA (1985) "Los pueblos de la provincia de Ciudad Real a través de las descripciones del Cardenal Lorenzana". Caja de Ahorro de Toledo. Toledo.

IGLESIAS, Domingo (2000) "Paisaje con nostalgia al fondo (Poemas)". Edición a cargo de Nicolás del Hierro. Diputación Provincial de Ciudad Real. Ciudad Real.

LORENZO PARDO, Manuel (1933) Edición comentada (1993) "Plan Nacional de Obras Hidráulicas. Ministerio de Obras Públicas, Transportes y Medio Ambiente. 

REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA (1796) "Diccionario de voces españolas geográficas". Editorial Aguilar. Edición facsímil 1990. Madrid.

SARRIÓN TORRES, Francisco José (1997) "Agua para refrescar la memoria". En: "Lavandula. Revista de Investigación y Divulgación del Grupo Ecologista Cantueso". Asociación Cultural Fábula. Piedrabuena, Ciudad Real.



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