miércoles, 29 de abril de 2020

Las Cruces de mayo de Piedrabuena 2020, confinadas, pero vivas y sentidas.

Se acerca el dos de mayo de este atípico, extraño, duro y, sobre todo, trágico 2020. Un virus llegado de China nos ha cambiado la vida, y a miles de personas, sencillamente, se la ha quitado.
Unos días antes de que se iniciara el estado de alarma y el llamado confinamiento, por la pandemia del coronavirus, ya veíamos que este año era muy posible que no pudiéramos vivir las cruces de mayo de Piedrabuena, y de otros municipios, como en años anteriores.
Se había suspendido el gran evento en torno a los teléfonos móviles en Barcelona y, nada más y nada menos, que las Fallas de Valencia. Así, todo parecía indicar que se avecinaban cambios muy importantes. 
Un grupo de jóvenes de Piedrabuena estaba ya preparando, con toda su ilusión y mucho tiempo y esfuerzo, su cruz de este año. Fuí a ver el nuevo emplazamiento y sus inicios. Hice algunas fotos y, pensé, este año les haría un seguimiento muy cercano. Pero las noticias cada día nos nublaban más el horizonte temporal. Y llegó el día trece de marzo, en que supimos que se suspendían las clases de todos los niveles educativos. Al día siguiente, el presidente del gobierno, Pedro Sánchez Castejón, anunciaba la declaración del estado de alarma.

Pero fueron pasando los días y las semanas. Algunos pensábamos que, aunque no hubiera cruces como tal, algo queríamos hacer. Y la única manera era en nuestras casas. Lo hablamos en familia y estuvimos de acuerdo. Sería una cruz pequeña, sencilla, sin prácticamente flores ni plantas, y, por supuesto, sin nada extraído del campo, dadas las restricciones para salir.
A los pocos días, una vecina y familiar nuestra nos preguntó que si teníamos alguna imagen religiosa en casa de cierto tamaño que le pudiéramos prestar, pues quería hacer una cruz. Dos vecinas se ofrecieron y sacaron rápidamente sus vírgenes. Eran las ocho de la tarde y nos habíamos asomado a aplaudir a los trabajadores sanitarios y a todas las personas que han sido consideradas esenciales en sus puestos de trabajo.

Ya esta semana mi esposa me ha enviado tres fotografías de tres cruces. Sinceramente me emocionó y sentí que esta iniciativa la debíamos haber tenido muchas personas.
Nos pusimos manos a la obra y, aunque fuera solo a modo de ensayo, de pequeña obra más que efímera, volátil, formamos una cruz con clavos. Éstos tienen su historia , pero la contaré en otro momento. 
Lo cierto es que, este año de 2020, sin cruces como las conocemos, muchos sentimos que el símbolo de la Cruz sigue siendo muy importante en nuestras vidas. Cada uno sabe lo que significa para él o para ella, lo que siente, y lo que padece. Y estas pequeñas cruces son, también, una forma de sentirnos unidos y unidas ante la adversidad, ante la enfermedad, ante el temor y el miedo, ante tanta incertidumbre, tantas dudas, tanto desasosiego.
Las cruces de mayo, avatares y paradojas de la vida, quizás hayan recobrado el sentido que tuvieron antaño, en los primeros momentos, ahora, en 2020, bajo la amenaza de una enfermedad.
Me recuerda mucho lo que está ocurriendo a las luminarias de Fontanarejo, que se hacen precisamente en estas fechas y con esa finalidad, recordar la salida de una epidemia, con la purificación de las casas con el humo del romero quemado al ponerse el sol, en la calle, con las puertas abiertas de par en par.
Ahora, desde nuestros hogares, nos comunicamos más con diferentes aparatos pero, cusiosamente, añoramos ese contacto humano que, parece ser, todavía no será posible. Pero las cruces nos acercarán, al menos, un poco, aunque no podamos visitarlas y nos conformemos con las fotografías y vídeos.



jueves, 23 de abril de 2020

Mi cuaderno del coronavirus, 7. Un vicepresidente de gobierno dirigiéndose a chicos y chicas.

Hoy he visto unos fragmentos de una comparecencia pública de uno de los vicepresidentes de España, Pablo Iglesias Turrión, en la que se dirigía a los chicos y chicas de España. Me parece totalmente inapropiado. Se trata de menores de edad y, a mi juicio, incluso el Defensor del Menor, el Defensor del Pueblo y las instancias judiciales deberían intervenir y, como mínimo, darle un toque de atención. 
Lo ideal, sería que quedara claro, escrito y sabido, por todo el mundo, que los políticos y gobernantes no pueden ni deben dirigirse a los menores de edad. 
Me ha parecido una torpeza de las mayores que llevo vistas desde que empezó el estado de alarma por el coronavirus, creo recordar, el 14 de marzo de 2020.

Por otra parte, cada vez que pienso en esa peculiar idea de que la oposición, como estamos ante una pandemina mundial, debe estarse calladita, sentadita, y asintiendo a todo, me estremezco. Y lo que más me sorprende es que lo dicen, lo repiten y lo remachan desde la llamada izquierda, desde el supuesto progresismo, desde la defensa a ultranza de la Libertad de Expresión... Me enseñaron una viñeta que hacía alusión a esta cuestión en la que aparecían las prioridades de varios países, y eran acabar con el coronavirus, mientras que en España era acabar con el gobierno. Se quedó calvo el autor y, sobre todo, demostró que no lee ni un periódico extranjero ni escucha más noticias que las de su partido. Donde hay menos críticas, y las hay, es en los regímenes dictatoriales. Allí sí es "¡todos a una!" y "¡silencio!".
Y si escucho unos segundos al ministro de Justicia hablar de la necesidad de perseguir los bulos siento pánico. ¿Dónde vamos a llegar? ¿Podemos imaginar que estemos en nuestra casa y nos visite, por ejemplo, la Guardia Civil, la Policía Judicial o cualquier otro cuerpo de seguridad, por opinar en un blog o escribir un artículo? ¿Y si nos llega una citación a un juzgado por las mismas razones? ¿Quién marca la diferencia entre lo que es un bulo y lo que no? ¿Los mismos políticos o alguna pareja de guardias civiles de Tráfico, como pasó hace un mes en Villarrubia de los Ojos, Ciudad Real, saltándose la ley?

Los políticos tiene "inmunidad parlamentaria", pueden decir lo que quieran, generalmente tópicos, verdades a medias, osea, mentiras, interpretaciones de lo más personales, de partido, de facción, de camarilla, de intereses determinados ¿y nosotros y nosotras, la llamada ciudadanía, no podemos decir lo mismo? ¿Habrá que guardar periódicos y grabar discursos y proclamas de las largas y cargadas quincenas electorales para demostrar lo que todas y todos sabemos? Como los pimientos de Padrón, unos sí y otros, no...¡Vaya Democracia!
En fin, yo creo que se está perdiendo el rumbo. Que un vicepresidente no se puede dirigir de ninguna manera a los menores de edad para pedirles disculpas ni para justificar tal o cual medida. Pedir perdón, reconocer errores, me parece genial, pero hay que saber a quién se dirigen esas palabras. 

Por otra parte ¿qué habría pasado si lo hubieran hecho dirigentes de otras opciones políticas? Y, si a esta pregunta se pudiera contestar que ya lo han hecho, aplíquese toda mi crítica anterior, con la misma fuerza y rigor.

miércoles, 22 de abril de 2020

In memoriam: Pedro Castro, una buena persona y un gran profesional del mundo de la caza y del perro.

Hace unos días nos enteramos de la muerte de Pedro Castro García (14 marzo 1926, Retuerta del Bullaque-30 de marzo de 2020, Piedrabuena) Ciudad Real, a los 94 años. Pedro Castro era conocido como "Periquillo" o "Periquillo Valdueza" y era considerado, en el mundo de la caza, como uno de los mejores perreros, podenqueros o rehaleros de España. Fue un verdadero experto y sus conocimientos, su sabiduría natural, su experiencia, su pasión, su abnegado trabajo y su constancia, contribuyeron decisivamente a crear una nueva raza de perros.
Pedro había sido uno de tantos chiquillos a los que la Guerra Civil de 1939-1939 le pilló con unos nueve o diez años, y con unas abarquillas puestas. Tuvo que trabajar, como se solía hacer entonces. En diferentes ocasiones realizaba su trabajo solo, en el monte, con el ganado. Sus dotes de observación y su fascinación por la Naturaleza le llevaban a disfrutar de lo que le rodeaba, de los paisajes agrestes, y duros, de los Montes de Toledo. Y a sufrirlo, con sus fríos, sus nieblas, sus lluvias, sus calores, sus tormentas, sus temidas y temibles alimañas.
Pedro, el tío Pedro, me contaba historias que atesoro ahora como afortunado que fuí por haber tenido el privilegio y la suerte de conocerlo y de haberlo tenido muy cerca. Era familia de mi esposa y éramos, además vecinos.
Me hablaba del miedo, de la soledad, de la indefensión, de una infancia en un mundo en guerra. Pero, sobre todo, me hablaba de la atracción que sentía por los animales. Me decía, por ejemplo, que veía de todo, ya que estaba día y noche en el campo. Pero su inquietud, su curiosidad, su espíritu de buscador, de descubridor de lo cercano, le hacían esconderse detrás de unas matas, o subirse a un árbol, para ver cómo se comportaban ese pajarillo que cantaba, un conejo o un lance de caza de algún carnívoro.
Pedro Castro estuvo al frente de una de las rehalas más prestigiosas de España, la del Marqués de Valdueza. Con ella pasó su vida. Con ella monteó por toda España, y se fue ganando el respeto de rehaleros, monteros y cuántos le conocían. Creo que no exagero cuando digo que Pedro Castro era un referente, una figura de respeto y admiración, y un modelo a seguir. Con los perros experimentó y, además de la participación del dueño, y no sé si de alguna persona más, fueron creando una nueva raza canina. Me encantaba oírle hablar de podencos, de grifones, de mastines...de razas de perros que yo no conocía, de rasgos, de habilidades y características particulares, y de como, durante años, iban mezclando unos con otros. (Yo, por cierto, soy ecologista radical, pero respeto la caza como tantas otras actividades tradicionales y sostenibles). Era un trabajo a largo plazo, de días, meses, años... Paciencia, constancia, dotes de observación... Una vez me contó que había noches que se levantaba una, dos, tres veces, las que hiciera falta. Dormía muy cerca de los perros y estaba pendiente de ellos, de sus ladridos, de las peleas, de enfermedades, de las crías... Para mí era un mundo totalmente desconocido, y sorprendente. 
También me contaba, ante mis preguntas, lances de caza o el siempre impactante encuentro con el lobo. Y en un programa de televisión pude ver cómo lo entrevistaban, con gran admiración y respeto, y cómo relató un agarre de sus perros con un jabalí imponente, que los lanzaba a diestro y siniestro.
Con Pedro también tuve la suerte de compartir algunas salidas al campo, a otra de sus pasiones, las colmenas. Allí volví a descubrir a todo un maestro, a un conocedor de las abejas, a una persona que amaba y se mezclaba con la Naturaleza. Una vez lo ví  coger un enjambre con un corcho, en el colmenar. Me hubiera encantado haberlo podido filmar porque era todo un repertorio de acciones muy diestras de manejo apicultor tradicional. Golpeaba el corcho, (es decir, una colmena circular, de corcho) lo colocaba, ponía algo de barro para tapar un orificio...Después, ayudé algunos días en el castro, toda una vivencia para mí. Cuando falleció mi suegro, Mario Sánchez García, me ayudó con las colmenas que teníamos. Pero antes, otro día, me avisó para que viera un espectáculo muy curioso. En su patio habia entrado un enjambre. Era el mes de abril a finales,, quizás primeros de mayo, del año 2000. Le hice unas cuantas fotografías -diapositivas analógicas- metido en esa nube de abejas, sin careta, sin traje, sin guantes, con total naturalidad.
Creo que la obra pictórica y escultórica del artista Pedro Castrortega, su hijo, tiene sus raíces en esta vida ligada al campo, al monte, a la vida que bulle por todas partes.
Por último, ya en el último período de su vida, escribió sus memorias, como era él, con gran naturalidad y sencillez, con cercanía, con sentimiento. Sus palabras vieron la luz en forma de libro, titulado "Ecos del Monte" en la editorial Serbal de los cazadores.
Guardo muy buenos recuerdos de Pedro Castro, del tío Pedro. Sus hijos Mari Carmen y Pedro, sus nietos y bisnietos, saben que Pedro ya está en el cielo, con Feliciana.
Pedro falleció por el coronavirus, el día 30 de marzo de 2020, en Piedrabuena, a los 94 años de edad.
Siempre me quedaré con los recuerdos de esta buena persona, amable, cordial, gran amante de la Naturaleza y de su familia. Un ejemplo a seguir.

Aníbal de la Beldad Caro escribió un artículo tras el fallecimiento, que ha servido para otros medios de comunicación para elaborar la noticia en decenas de periódicos en papel y virtuales y para esta entrada de mi blog. Las revistas de caza también lo han recordado y honrado.

¡Descanse en Paz!









Mi cuaderno del coronavirus, 6.

Ya lo dije, la primera víctima de una guerra es la verdad. Hace dos o tres días un alto mando de la Guardia Civil decía que estaban, entre otras misiones, trabajando en localizar la procedencia de las críticas al gobierno. Escándalo político de grado medio, rectificaciones del gobierno de España, reconocimiento de error, escenificaciones varias con aplausos para el protagonista, bloqueo de preguntas, y aclaraciones.
Parece ser que la Guardia Civil recibió una petición en ese sentido. Ahora, tengo dos preguntas, sabiendo que no veo telediarios, no leo los periódicos ni escucho la radio. ¿Quién envió esa misiva? y, la segunda, ¿el mando de la Benemérita cometió un error o, por el contrario, hizo lo que debe, es decir, informar al pueblo español, como militar disciplinado y valiente? Creo que lo segundo.

He leído cómo, en otros lares y en determinados grupos, hay verdadera preocupación por el más severo control y/o censura en internet. Así, por ejemplo, se afirma de determinadas redes sociales y se habla de nuevas estrategias de los grandes entre los grandes, los gigantes Google y Apple.
Entre medias, está la vida cotidiana de una familia, de unos familiares, amigos, compañeros y compañeras, de unas vecinas, que sigue transcurriendo con abnegación pero con un creciente cansancio. Y, cada cierto tiempo, con desconcierto, malestar y desconfianza.

Las cifras de fallecidos en España no me ofrecen precisamente ningún referente fiable. Es una corazonada, una sensación de que, ahora más que nunca desde el primer día, se ha entrado a saco en el control de los datos. Ni los cuatrocientos y pico muertos ni, por supuesto, el psicológico 399, tienen validez para mí. El resto tampoco, pero estas cifras, mucho menos.

Y, como decía, la vida sigue. Hoy he visto "desinfectar" el casco urbano. Me ha parecido, como las veces anteriores, una medida más cosmética que eficiente, pero ahí está, con su olor a lejía, y su chorreante líquido en el cristal de una puerta de un establecimiento.

Las noticias, confusas y contradictorias, sobre las posibles salidas de menores, y los nuevos posibles trabajos que se podrán realizar animan un poco.
Mientras, sigo escuchando verdaderas estupideces muy cercanas al arte adivinatorio. ¿Como será la vida después de...? ¿Pero es que alguien sabe lo que va a ocurrir esta misma noche? ¿Cómo es posible que se atrevan a anticipar lo venidero? ¿Es tan fácil como seguir, al dictado, lo que han hecho otras personas en otros escenarios completamente diferentes?

Y, ayer, por azar, me llevé una sorpresa...Escuché una pregunta retórica de una persona sin estudios, con un trabajo clasificado como esencial. Decía que cómo es posible que un país como Portugal, que va diez años por detrás de nosotros, y otro, que va diez años por delante, hayan controlado mejor la epidemia del coronavirus. ¿Procede esta pregunta de la radio, la televisión o la prensa? No lo sé. Escuché opiniones en todos los sentidos, con espontaneidad, y eso me encanta, aunque surjan improperios o argumentos demasiado fuertes. Por supuesto lo de los diez años de Portugal y los de Alemania puede ser muy discutible, aunque lo podemos considerar como una idea bastante extendida en España.

En los colegios nos seguimos inventando a diario, con las mejores intenciones. Pero también seguimos ejerciendo nuestra profesión y poniendo en práctica nuestros conocimientos específicos y nuestra experiencia y, además, aprendiendo. Las familias siguen trabajando con sus hijas e hijos, bandeando, a diario, toda suerte de dificultades.

Y hoy, Día de la Tierra, de la Madre Tierra, -¡qué hermosa expresión para designar, en realidad, un drama, una tragedia!- cincuenta años después de que se iniciara esa celebración en Estados Unidos, descubrimos una curiosidad inquietante. En una de las manifestaciones que tuvieron lugar aquel mes de abril de 1970, la gente iba con mascarillas. Hoy, la inmensa mayoría de personas, llevan mascarillas. Y hay quiénes dicen que hemos ido a peor. Quiero terminar con la botella medio llena. Hoy, necesito pensar que hemos mejorado, que ha servido de algo, que muchas realidades han mejorado. Que la Madre Tierra todavía tiene pulso para soportar nuestra existencia.

En el 50 aniversario del Día de la Tierra, confinados por un virus.

Hoy es 22 de abril de 2020, miércoles. En muchos países del mundo se celebra el Día de la Tierra. Esta jornada de movilizaciones, de actividades de todo tipo y de reflexión, se empezó a celebrar en Estados Unidos en 1970. 
En 1990 me llegó, como cada semana, la revista "Time" a mi domicilio. Mi alegría fue inmensa. La portada de esa revista, de tirada mundial, estaba dedicada a esa celebración. No era por falta de noticias de gran repercusión internacional. Lo cierto es que en la fotografía aparecía una niña,y detrás, una pancarta que pedía una moratoria de la energía geotermal. Ya en la página 7 se encontraba un anuncio publicitario, precioso e impactante, de WWF. Se tratata de un sencillo dibujo de una araña, en blanco y negro, y un breve texto. Decía, con traducción mía:

"Un espacio no mayor que este anuncio (de 24,4 x 5´5 cms, el equivalente a un tercio de página, tamaño DinA4, aprox), del suelo de la selva tropical puede albergar especies de insectos, semillas, hierbas y plantas capaces de enriquecer abundantemente el conocimiento médico del ser humano. Pero sin tu ayuda nunca será posible. Porque van a morir".

Después aparecían unas líneas y la dirección de contacto de la Asociación, en Suiza. Y ya, en las páginas desde 24 a la 43, había diferentes artículos dedicados a este tema tan importante. 
El inicio del primer artículo era una cita del gran escritor, poeta y activista ambiental mexicano Homero Aridjis, que decía: "La lucha es por la Tierra". El artículo, de Marguerite Johnson, se titula "Battle To Save The Planet", (Batalla para salvar el Planeta).
Y el inicio, hoy, 30 años después, me sigue conmoviendo y preocupando:

"Día de la Tierra de 1990. Desde la Calle Mayor, en Estados Unidos a algunos puntos remotos de África y Asia, a la cima del monte Everest, la aldea global parará como tributo esta semana a su patrimonio común, La Madre Tierra. Escolares en El Cairo, Copenhague, Río de Janeiro, y otras incontables ciudades quitarán tiempo a sus estudios para plantar árboles. Celebridades como Paul McCartney, John Denver y Bette Midler actuarán a favor del entorno. Una cadena humana de 542 millas de larga (872 kms) se formará  a lo largo del río francés Loira, para llamar la atención sobre sus problemáticas aguas..." (Traducción mía, FZS, 2020)

Decía que, después de estos tres decenios, esta revista, guardada en sitio preminente, me sigue emocionando y doliendo. 
Por un lado, siento que siempre estuve ahí, intentándolo, haciendo lo que podía, para conseguir un Planeta mejor. Por otro, considero que esta fiesta no ha cuajado en España como en el resto de países. Me parece que no ha llegado nunca a tener el seguimiento que le corresponde. Educativamente, tampoco -desde mi modesto puesto de trabajo- ha llegado muy lejos. Y, lo peor de todo, aunque cientos de leyes, de instituciones, de empresas, de grupos de todo tipo se emplean muy a fondo, la tarea pendiente sigue siendo ingente. Los atentados, los despropósitos las aberraciones ambientales y humanas siguen floreciendo por doquier.  Hay autores y autoras muy serios y con fundamentación científica impecable que señalan precisamente a nuestras devastadoras acciones lo que está ocurriendo con la pandemia del coronavirus. 
Sin embargo, me quedo, me quiero quedar hoy, siquiera hoy, con la imagen de la portada de la revista "Time". Un mensaje de esperanza, de ilusión, de confianza en las generaciones que han de gestionar nuestro mundo. 
Pienso en el charco que vengo estudiando ya bastante tiempo. Ahora mismo debe ser un hervidero de vida. Me vienen a la mente miles de imágenes de una vida que explota por doquier. Bajo a mi patio y veo flores, escucho el leve griterío de las crías de golondrinas comunes en su nido y pienso en el futuro, con el sueño de que podamos hacerlo mucho mejor con nuestro Planeta y con nuestras hermanas y hermanos, entre las que también están las piedras, el agua, las nubes, las hormigas, los árboles y las golondrinas, que cruzan medio mundo cada año, sin conocer fronteras más allá del frío y del calor.
Y para terminar, hoy he hecho un vídeo con una lectura de un caligrama precioso del artista estadounidense John Miller. Curiosamente, lo saqué de un libro, hace también casi 30 años, coordinado por Homero Aridjis.







domingo, 19 de abril de 2020

La casa de papel, una serie indecente, sin más.

Lo de ver series para mí, es nuevo. El estado de alarma por coronavirus ha supuesto que aprenda a usar el mando a distancia correspondiente, y que tenga más tiempo. En realidad tenemos el mismo, pero lo dedicamos a otras cuestiones. Así, casi por azar, empecé a ver "La casa de papel" sin saber que había empezado por el final. No la terminé, afortunadamente, después de ver un montón de escenas absurdas de violencia de salón, con salsa de tomate, ensaladas de tiros, postres de granadas de mano que no hacen pupa, puñetazos y golpes, polis torpes y escenas lentas y sin sentido. Lo siento por esa muchedumbre que se ve o se vio deslumbrada por el asalto al Banco de España.
Pero, siguiendo las indicaciones de uno de mis hijos, y dado que no hacía más que quejarme de los muchos sinsentidos que estaba viendo, decidí ver las primeras temporadas. No siento decirlo, ¡una pérdida de tiempo y de electricidad!
Asaltar la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre de España, relacionarla con una protesta socio-política con retazos descafeinados del 15-M, pasando por el sueño del hijo de un atracador de bancos me parece ... No quiero decir palabras malsonates ni faltar el respeto a nadie. Pero es que se trata de un argumento falaz, burdo, torpe, sin pies ni cabeza.  Menos correcto aún me parece estirarlo tanto como para tres temporadas.
Y es que la historia no resulta ni medianamente creíble. Desconozco lo que ha dicho la crítica, (¿qué es "la crítica"?) pero parece ser que la serie ha cosechado un éxito mundial sin precedentes, lo que demuestra, claramente, cómo está el mundo. ¡Qué pena! Los malos haciendo de buenos, lo imposible, lo tópico, lo manido, lo... en fin.
Nada tengo que decir de la fotografía, del ritmo en algunos momentos, de la ambientación y de algunos efectos especiales, cuando no son demasiado exagerados, que los hay...Y, la actuación de actrices y actores, en general, me parece impecable. Pero ni por esas salvaría yo esta ingente cantidad de fotogramas. Porque, insisto, no es creíble, no convence, no va a ninguna parte...Sí, ya sé, ya ha ido, pero hablo de otro concepto. 
El hecho de mezclar esas ingentes cantidades de tiros, explosiones, golpes, caídas, navajazos,  con el omnipotente dominio de la tecnología...con las relaciones humanas, las emociones, los sentimientos,  el sexo (muy al gusto actual de mostrar sin enseñar más allá que algún culo masculino, muchas tabletas abdominales, y poco más) dicen que ha sido una de las claves del éxito. Nada que añadir. Creo que es un camino más que transitado y de escaso o nulo valor. Pero bueno, ahí está. El meterse en la piel de algunos personajes tiene, a mi juicio, su interés, pero sin tirar muchos cohetes.
Nada me dice el profesor, mejunje personal con un aire de algún que otro personaje de la política  actual con otros tantos de la historia petarda del cine, sin necesitar dar más detalles.
La muerte, -porque supongo que, salvo que me pillara en alguna serie de cabezadas, muere- de una de las rehenes, una de las estudiantes, tendrá algún trasfondo que se me escapa. Yo no veo la coherencia por ningún lado. Es como una particular venganza hacia esas personas que, ante el miedo atroz, son capaces de aliarse con el mayor enemigo. Pero es que nadie la nombra después, no hay duelo, el sensible y humano protagonista y artífice de tan macabro golpe ni lo refiere. Es de suponer que su familia recibe esa cantidad de dinero. O que se aclare la situación en otro capítulo, o que lo hayan dejado para la quinta o la octava temporada.
Y, para ir terminando, lo de indecente me parece que salta a la vista. Millones de personas se han dejado engatusar por una banda de delincuentes, convertidos en héroes, sin serlo. Es el mundo al revés. Los que deberían hacer de buenos hacen de malos, muy malos. El robo, el secuestro, el robo, la violación...se nos presentan como algo justo frente a errores o corrupción.
La indecencia no es que se vea una pareja manteniendo relaciones sexuales, sino ese planteamiento distorsionado y distorsionador de la realidad. Pienso en los cientos de miles de jóvenes que han visto la serie. Me preocupa el grado de aceptación, de identificación, de comprensión de esas conductas. Esa es la inmoralidad. Y con esta crítica tan personal y contracorriente, como siempre, no digo, ni remotamente, que se deba censurar o prohibir de ninguna de las maneras sino que, desde mi humilde punto de vista, es muy recomendable que personas normales y corrientes, de cualquier tipo o condición, manifestemos nuestra opinión. Ya sabemos que ha sido un exitazo pero, que conste también que al menos a alguna persona nos ha parecido una castaña, una pérdida de tiempo, un engaño, una falacia, una pirueta sin gracia, sin olvidar sus buenas dosis de americanada.

martes, 14 de abril de 2020

Un vídeo de la presentación del libro sobre la Historia del Ecologismo de Ciudad Real.

En 2008 presentamos el primer libro sobre la Historia del Ecologismo en la provincia de Ciudad Real. El vídeo fue realizado por Aníbal de la Beldad, y en el mismo intervinimos cinco personas, como se puede ver. 
La idea era, y sigue siendo, escribir "en primera persona" la interesante y rica historia del ecologismo de la provincia de Ciudad Real, en la que tantas y tantas acciones  tuvieron lugar para conservar una Naturaleza y un Patrimonio de enorme interés. 
A la petición, cursada a más de doscientas personas, desde el presidente del gobierno de España a ecologistas de a pie, contestamos doce autores y autoras, y aportamos una cantidad de dinero para sufragar la edición, muy sencilla, austera y para la que no queríamos financiación alguna.
Finalmente, el proyecto vio la luz gracias al apoyo, también económico, del profesor, geógrafo, amigo y catedrático de Escuela Universitario, el doctor don Lorenzo Sánchez López. Por cierto, aunque quiso asistir, suspendimos el acto un tiempo ya que se encontraba gravemente enfermo. Finalmente falleció y a él debemos, de alguna manera, este trabajo.
El sitio elegido no era casual ni carprichoso. La presentación tuvo lugar debajo de un puente, como correspondía a un movimiento como este del Ecologismo. Además, era el primer puente bajo el que circulaba uno de los siete grandes ríos peninsulares, el Guadiana. Sin embargo, el cauce llevaba casi treinta años totalmente seco, debido a la sobrexplotación del Acuífero 2, y su turbera, ardiendo.
Ese era el esperpéntico escenario, acorde con nuestra Historia.
La iniciativa cuenta ya con otros dos libros y, esperemos, podamos seguir narrando lo que ocurrió en este "pantanoso" o "escabroso" territorio, en el que el camino de la Conservación no fue, precisamente, llano.






viernes, 10 de abril de 2020

Un Viernes Santo confinados por el estado de alarma, 10 de abril de 2020.

Hoy, 10 de abril de 2020, Viernes Santo, seguimos confinados por la declaración del estado de alarma, desde el 14 de marzo pasado. Podríamos decir que la procesión va por dentro. Ha llovido en Piedrabuena, Ciudad Real, de manera que, sin confinamiento, hoy no habría podido haber habido procesiones. 
Para mí, natural de Villarrubia de los Ojos, un pueblo de la provincia de Ciudad Real, el día de hoy es muy especial, cargado de recuerdos, de emociones, de vivencias muy fuertes y entrañables. Antes del amanecer íbamos a la procesión de las Encuentros. Era la más curiosa de las cuatro que había durante muchos años. Me resultaba chocante, de niño, y de joven y adulto, emocionante, el hecho de ir en silencio, sin música, sin prácticamente nadie, o nadie, por las calles, contestando en silencio al rezo del rosario de uno de los hermanos, que iba por el centro de la calle, con su vozarrón. Durante años esas oraciones las grababa en nuestra memoría Julián Román.
Normalmente hacía frío y éramos pocos los cofrades de "los blancos", la Hermandad de la Soledad y la Vera-Cruz, frente a los más numerosos de "los moraos", la Hermandad de Jesús Nazareno.
Hoy, quiero compartir estos recuerdos y una fotografía de 2005, concretamente del 25 de marzo, Viernes Santo. La fotografía es analógica y la hice en la calle del Charcazo en su confluencia con la calle Grande y la Concepción.




lunes, 6 de abril de 2020

¡Caracoles con pelo!

Si hace unos años me hubieran dicho que yo iba a hablar de caracoles con pelo es muy probable que me habría reído. Y quizás, enseguida, habría empezado a bromear: que si el peinado con la raya al lado derecho, al izquierdo o al centro, el flequillo, el moño, la coleta, la peluquería de caracoles, los colores, el atrevimiento de los más lanzados -¡un caracol lanzado!-al tenírselo de colores o dejarse cresta, los calvos, los rapados, los que tienen remolino o canas...
En fin...lo normal es pensar que nos están tomando el...¡pelo!
Pero no, hace ya unos siete u ocho años estuve haciendo fotos con un objetivo macro recién comprado. Así, descubrí que hay algunas especies de caracoles que tienen pelo. Me llegó un libro precioso, un regalo de un familiar, sobre los caracoles de Andalucía, de la Junta de Andalucía y la Fundación Gypaetus, y ya pude no solo corroborar, sino identificar, el género y la especie que yo había fotografiado en el patio de mi casa, en Piedrabuena, Ciudad Real. 
Se trataba de un caracolillo de apenas cinco milímetros, aplanado, de color marroncillo, con algunas pequeñas rayitas de un color más claro. Era el "Xerotricha conspurcata".
Como sabemos, los caracoles son animales invertebrados, moluscos. Es curioso porque viven muy cerca de nosotros y nosotras y suelen pasar desapercibidos. Por ejemplo, en mi casa he localizado cuatro géneros diferentes, tres de caracoles y una babosa. Creo que hay una especie más, pero no estoy seguro.
Lo cierto es que estos pequeños moluscos, a veces, cargan con las crías encima. Es decir, si ellos ya nos parecen pequeños y hasta difíciles de detectar, imaginemos el tamaño de las crías. En la fotografía aparecen dos.
Viven bajo las macetas, los troncos de madera y dónde hay cierta humedad y materia orgánica. En fin, un atractivo más de nuestros rincones. Una curiosidad que descubrimos al fijarnos en lo pequeño, en lo cercano, en lo diminuto, en lo que nos rodea.


La identificación fue confirmada por Alejandro Pérez-Ferrer en la red de Ciencia Ciudadana "Biodiversidad Virtual". Recomiendo la lectura de esta entrada de un blog sobre caracoles.

En la provincia de Ciudad Real, hasta la fecha, seis de abril de 2020, se ha citado este caracol en Biodiversidad Virtual, en cuatro cuadrículas de 10 x 10 kilómetros cuadrados, aunque se trata de una especie abundante, es decir, muy probablemente se encuentre por todo el territorio provincial. Si la veis, ánimo, y a subir fotos a Biodiversidad Virtual, que es una plataforma científica abierta a todo el mundo (ciencia ciudadana), gratis, muy interesante y positiva.

Bibliografía:

domingo, 5 de abril de 2020

Golondrina común (Hirundo rustica) en Piedrabuena, Ciudad Real.

Hoy, he vuelto a disfrutar con las golondrinas comunes (Hirundo rustica) que viven en mi casa. Me he sentado, aprovechando que seguimos con el Estado de Alarma por la pandemia del coronavirus, y que estoy de vacaciones de Semana Santa, y me he puesto a hacer fotos a las tres aves que viven en nuestro domicilio: gorriones comunes, estorninos negros y golondrinas comunes. De las tres aves la golondrina común es la más...entrañable, por decirlo de alguna manera. Desde pequeños aprendemos a respetarlas y amarlas. Cuando yo era niño me dec´ñian mis mayores que las golondrinas eran muy buenas porque les quitaron las espinas al Señor. Es aimagen se nos quedó grabada muy profundamente y todavía hoy condensa y destila unfinidad de sentimientos muy íntimos. Había otras enseñanzas que provenían más del colegio y de la Iglesia, que tenían que ver con las Sagradas Escrituras. Las heces de una golondrina sanaron la ceguera de un personaje bíblico. No recuerdo mucho más.
Después aprendí que son insectívoras y que vienen de África a pasar la primavera y el verano. Me dí cuenta que no entienden de fronteras ni colores ni idiomas ni leyes. Se meten en nuestras casas y nos despiertan por la mañana. Cantan en nuestros balcones, alféízares, cuerdas y alambres de tender la ropa, en los cables, en las antenas, en paredes, chimeneas, vigas...
Las he visto cogiendo barro y haciendo el nido. Las he observado volar, perseguirse, copular...Las he subido alguna vez a su nido, de polluelos y las he fotografiado algunas veces.
Ahora, en esta situación de encierro nos hacen más libres con sus cantos y sus vuelos.
Es cierto que ensucian la pequeña parte de los edificios u otros objetos en los que crían y se posan. Este año he limpiado un poco un tubo en el que se posan y he recogido las heces que había acumuladas junto a uno de los nidos. 
Sin embargo sigo pensando que las golondrinas nos dan mucho y apenas si nos piden un huequecillo de nuestras casas para criar.
Una vez hicimos un pequeño censo de aviones, golondrinas y vencejos en el Colegio Público de Integración "Nuestra Señora del Rosario" de Porzuna, Ciudad Real. Y además, hicimos una serie de pegatinas para repartir al alumnado en las que había un dibujillo y un texto muy breve, que decía "Una golondrina caza dos mil mosquitos en un día". Era un dato que provenía de diferentes lecturas. Como suele ocurrir, fueron varias las personas que me dijeron que cómo lo sabía o que si las había contado yo. 
Lo cierto es que cuando veo la primera golondrina del año, para mí, es todo un acontecimiento, un motivo de alegría, un dato que intento conservar y compartir, un tema de conversación.
Y es que, las golondrinas, las poéticas golondrinas de Bécquer, son una de nuestras aves más queridas. He visto en diferentes casas, los "inventos" utilizados para impedir su nidificación. En realidad son espantapájaros no antropoformes, como plásticos, telas, discos de ordenador, incluso cardos...No tengo nada que objetar. La propiedad, es decir, los hombres y mujeres, hacen lo que quieren. Yo, desde niño, prefiero un nido de golondrinas a otras muchas cosas, incluyendo la impoluta fachada o el alerón inmaculado. 
Y, como ya escribí en otra ocasión, me miro en sus ojos y esa mirada me hace sentirme más cerca de un mundo que parece empeñado en alejarse de la Naturaleza.





Naturaleza en tiempo de Estado de Alarma por coronavirus: golondrinas co...

Naturaleza en tiempo de Estado de Alarma por coronavirus: estorninos.

sábado, 4 de abril de 2020

Mi cuaderno del coronavirus, 5: Rezo del Angelus de Julián Plaza en la Parroquia Ntra.Sra. Asunción



Esta mañana, por uno de esos extraños azares de las llamadas redes sociales o, mejor dicho, de la blogosfera, o más exacto todavía, en el canal de vídeos particulares "youtube" me he encontrado con un curioso vídeo de Eñe Tv cuyo título no dejaba margen de error: "Rezo del Angelus de Julián Plaza en la Parroquia Ntra. Sra. Asunción".
Tras verlo me he quedado con las ganas de escribir un comentario pero no están habilitados así que me he tenido que conformar con darle al "me gusta". Hoy, 4 de abril de 2020, tiene 91 visualizaciones.
Pero he pensado que, aunque no suelo publicar materiales que no sean míos en este blog podía merecer la pena.
Lo que quería escribir era muy sencillo y muy breve y dirigido al sacerdote don Julián Plaza: 

-¡Madre mía!¡Qué fuerza tienen tus palabras!

Después lo he comentado a mi familia y les he pedido que lo vean, porque me parece, sencillamente ¡extraordinario!

Muchas gracias, Julián y a las personas que han hecho posible este vídeo.
Y no tengo más que añadir, recomiendo verlo hasta el final, incluso a las personas que no son creyentes.

viernes, 3 de abril de 2020

Mi cuaderno del coronavirus, 4.

Hoy es trece de abril de 2020, viernes. Empezamos las vacaciones escolares de Semana Santa. En realidad, seguimos confinados y teletrabajando, atendiendo correos y enviando peticiones de algunos padres al equipo directivo, que también, a estas horas, está ahí, detrás del ordenador, solucionando problemas.
En estos días he visto muy poco la televisión y, lógicamente, he salido lo imprescindible, a tirar la basura y los residuos reciclables, a hacer la compra y, sinceramente, el domingo por la mañana, a ver un paraje que vengo estudiando desde hace ya tres o cuatro años, pero fue muy breve.

Han fallecido tres familiares, de avanzada edad. Dos estaban en residencias y una tercera, en su casa, con buena salud y haciendo vida completamente normal.
He tenido noticia de otros fallecimientos y de contagios así como de la muy preocupante situación de las personas de la residencia de Piedrabuena. La información que me llega es totalmente contradictoria y se demuestra, una vez más, lo que aprendí de una película de los años ochenta del siglo XX. Trataba sobre un periodista o fotógrafo de guerra en un conflicto armado en Sudamérica. Decían algo así como que la primera víctima que cae siempre en una guerra es la Verdad. 
Aunque no me guste la denominación de "guerra" para lo que está ocurriendo, la expansión de un virus con efectos mortales por prácticamente todo el planeta, osea, una pandemia, utilizo el termino porque se está usando profusamente en la actualidad.
Desde que tuvimos las primeras noticia sobre el coronavirus o COVID-19  en diciembre de 2019, escuchamos y leímos que no se nos estaba contando lo que estaba ocurriendo de verdad en China. Lo achacaron y achacamos, al sistema político y social de aquel país. Hasta que llegó aquí  y vimos que algo muy parecido estaba pasando. Así, del caso del que hablaba, me dicen que han muerto dos personas por un lado y por otro que, en realidad ya eran nueve. Me aseguran que hay dos contagiados y, otra fuente que me parece mucho más fiable -como de aquí a Lima, que se solía decir- habla de treinta personas.
Un familiar que ha perdido a su progenitor relata el rápido proceso y la poca información recibida. Parece ser que es legal, dadas las circunstancias, enterrar muy rápidamente a los fallecidos. Sin embargo, me aseguran, esas personas no constan en documento o estadistica alguna como víctimas del coronavirus, porque no se les ha practicado la autopsia y no se les hizo la prueba correspondiente. De manera que, aplicando una lógica de cajón, que por desgracia, tantas veces funciona, pienso que donde dicen mil serán, en realidad, mil quinientos, dos mil o quién sabe cuántas las víctimas.
Pero el dolor queda ahí, con la pérdida de un ser querido, sin poder recibir siquiera el apoyo de familiares y amigos.
Por otra parte, el tratamiento dado en las televisiones me parece absolutamente desproporcionado. Como decía, no estoy viendo la televisión, que quiere decir que del total de horas que paso en mi casa, todo el día, son apenas minutos el tiempo que presto atención a la pequeña pantalla. Pero lo que oigo me parece muy, muy cuestionable. 
Por cierto que escuché en la radio que el Ministerio de Sanidad ha difundido un documento previniendo precisamente de los efectos nocivos de estar expuesto a estas fuentes de ... mensajes, digamos, durante más de media hora al día.
Uno de mis hijos me dice que "cuando volvamos a la normalidad, es decir, cuando las cosas vuelvan a ser como antes..."  y le expreso mi opinión. Las cosas nunca vuelven a ser como antes. Es como el antes y el después de la pasada crisis económica. Ya prácticamente nada ha vuelto a ser igual. Por lo pronto, se quedan por el camino miles de personas, y todos sus familiares, amigos, conocidos, con esa herida, recidiva. Además, está el daño emocional, difícil de cuantificar e incluso de percibir. Y no he nombrado los cambios económicos, sociales, culturales, legales, políticos...

Hoy, sin ir más lejos, me ha llegado una petición para que firme, si estuviera de acuerdo, en el sentido de pedir un ERTE para nuestros políticos. No entro a valorarlo. Por el momento, no he firmado. Y también hoy me ha llegado información de la Universidad de Valladolid en la que se pide contestar un cuestionario de diez minutos, totalmente anónimo, para estudiar los efectos psicológicos del confinamineto por el coronavirus. Se encuentra el enlace en el extraordinario blog de Ruiz Calleja. Recomiendo contestar el cuestionario.

Lo que me queda claro es que es muy curioso lo mucho que deja al descubierto un ser vivo tan pequeño como un simple virus. Así, nos abre un poco los ojos para que veamos la gran injusticia que está teniendo lugar en las residencias de ancianos o de la tercera edad. ¿Es lógico que no se les trate, ni hagan pruebas ni se establezcan cauces más fluidos y, sobre todo, más humanos, entre los pacientes y los familiares? ¿Las personas que han hecgo posibles nuestras vidas y nuestro nivel de vida y nuestro sistema público de salud no tienen derechos? ¿Es humano ese arrinconamiento? ¿Qué pensaremos y sentiremos dentro de diez, veinte, treinta años, cuando nos toque a nosotros?Tendríamos que plantearnos muy seriamente si es medianamente aceptable esta situación y este modelo. A mí, personalmente, me hizo reflexionar mucho un artículo o una entrevista, creo que en el diario El País, en julio o agosto de 2012, de una mujer del entonces naciente partido Podemos (creo recordar, quizás fuera del 15-M o de Equo o algo cercano)

También he pensado en estos días en las muchas realidades que han cambiado a mejor en esta situación. Por ejemplo, la mortalidad por accidentes en carretera o los accidentes laborales entiendo que ha debido bajar de forma muy clara.
Me ha llamado la atención las grandes diferencias que he detectado entre otros países y España ante los primeros contagios detectados. Podríamos nombrar a México o Jamaica. Llama mucho la atención.
No he entendido, desde el primer momento del Estado de Alarma, la retransmisión de imágenes en televisión de personas amonestando o incluso insultando a otras por pasear o correr. Me parece una falta de...no sé, de respeto, como mínimo. Veamos ¿la declaración del Estado de Alarma nos convierte a todas y todos en jueces y en miembros del orden?¿Qué autoridad tiene quién vocifera o conmina a alguien desde su balcón? ¿Conoce, por ejemplo, la situación real de ese viandante, por ejemplo?
Se dio el caso, penoso, de familiares de niños autistas que tuvieron que salir a pasear con sus hijas o hijos y llevaban el decreto del BOE en el bolsillo, incluso para mostrárselo a policías. Se les dijo que portaran un pañuelo azul ¿como? ¿Para así poder gritar con más acierto? ¡Lamentable! La mirada incriminatoria, acusatoria, desconfiada, ya es síntoma de que muchas cosas no se han orientado bien.

Otro tema que me preocupa es el de las medidas que se están tomando y que pueden no ser eficaces pero, sobre todo, parecen improvisadas o simplemente, cosméticas, partidistas y electoralistas. Una vez, una estudiosa de temas relacionados con el agua potable me hablaba de un problema surgido en Portugal. Decía que era más grave lo que se estaba haciendo, el tratamiento químico, que la ingesta del agua que tenía alguna característica no deseada, pero inocua.
De manera que, fumigar con lejía, nombre del clorito sódico más utilizado en España, o dicho de otra manera "desinfectar" así, ¿lo avalan los científicos en la materia? Yo, hasta que no lo lea en fuentes cualificadas, no lo veo. Supongo que es una medida más, de las que se vienen tomando, en un sentido tranquilizador, lo que nos devuelve la pregunta ¿pero tenemos que estar intranquilos? ¿Tenemos que tener miedo? 
No sé, yo creo que la situación actual tiene aspectos que son manifiestamente mejorables y tiene mucho que ver, como casi siempre, con la comunicación y la información veraz.¿Que me quede en casa? Pero si vivo a cien metros del campo, en un pueblo. ¿Puedo ir a trabajar al campo o a comprar pero no a ver un espacio cercano que vengo siguiendo desde hace mucho tiempo? 
En fin, hoy hay motivos para la esperanza, según nos dicen. El número de contagiados ha bajado. Espero que el dato no haya pasado por "cocina".