Cuando te ves en un juicio y no puedes hablar, aunque eres verdaderamente el perjudicado te invade un sentimiento de impotencia que no aciertas a entender. La abogada del contrario inventa historias, lanza acusaciones y expresa directamente falsos testimonios...sin que pase nada y sin que haya respuesta por tu parte, ni por la del abogado ni por la del juez o jueza. Y ya, sobre el papel, en la sentencia, lees unas explicaciones muy difíciles de entender y sin base real alguna, expresiones de una autoridad que se niega a ver lo evidente y que prefiere justificarse en esa maraña de artículos, citas, sentencias y leyes. Vencen el insulto, la mentira, la sinrazón y la incompetencia...con el debido respeto, señoría.
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