Se está extendiendo mucho el uso del verbo ir o irse para referirse a la muerte. Personalmente pienso que hay que llamar a las cosas por su nombre y que este eufemismo es especialmente significativo y negativo. Y digo esto porque vivimos en una época en la que determinados temas son cada vez más difíciles de abordar. Parece como si hablar de la muerte la acercara. En un tiempo en el que creemos que sabemos más que nunca la superstición se va instalando y normalizando. Un pensador tituló un libro suyo algo así como "la ética indolora" para referirse a este conjunto de conductas, códigos y tendencias con las que aislamos las realidades negativas, chocantes o diferentes para encapsularnos en nuestros placenteros mundos.
Los seres vivos nacemos, crecemos, nos reproducimos o no y morimos. Y así lo tenemos que asumir. Así lo he trabajado con mi alumnado y así lo deberíamos decir. La muerte es una realidad y no veo razón alguna para negarla o disfrazarla.
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