¡Tantas fotos, tanto tiempo, tantos sueños! Estoy buscando unas fotografías que me hacen falta. Estoy dedicando muchas horas a ver fotos (fotografías en papel, negativos, diapositivas analógicas, copias de contacto y fotografías digitales), decenas de miles de fotos.
Te cae una especie de chaparrón encima en cada período que te lanzas a ese mar de recuerdos, de vivencias, de deseos, de imágenes que parecen meterte de lleno en esos miles de momentos vividos muy intensamente, con el ánimo de buscar la belleza, de capturarla para siempre (o casi), de compartirla, de ser útil, de salvar del olvido, de documentar, de empedrar un camino imaginario que te lleve quizás, solo y simplemente, a ti mismo.
Te cae una especie de chaparrón encima en cada período que te lanzas a ese mar de recuerdos, de vivencias, de deseos, de imágenes que parecen meterte de lleno en esos miles de momentos vividos muy intensamente, con el ánimo de buscar la belleza, de capturarla para siempre (o casi), de compartirla, de ser útil, de salvar del olvido, de documentar, de empedrar un camino imaginario que te lleve quizás, solo y simplemente, a ti mismo.
Algunas ya se empiezan a ir, lentamente. Otras te recuerdan tus fallos, carencias, tus prisas. Las hay que te parecen muy, muy hermosas pero, a su vez, te duelen, no sabes si sirvieron o sirven o servirán para algo. Las hiciste desde la honestidad, desde la sinceridad, desde la lealtad, desde el convencimiento, casi desde el sentimiento infantil de querer ofrecerlas como florecillas de cualquier cuneta a tus mayores, que lamentable y dolorosamente, ya no pueden cogerlas.
También tanto esfuerzo, tanto tiempo, tanto trabajo, tanta búsqueda, tanta mirada, tanta ilusión. Y tanto dinero y en ocasiones, hasta incomprensión, vacío y dolor.
Me consuela el título de Pablo Neruda "Confieso que he vivido". Esas fotos son huellas, son restos, son testimonios, son palabras captadas o escritas o cinceladas, rescatadas del olvido. Y entonces siento y pienso que mereció la pena. Veo esas páginas de plástico trasparente con diapositivas y en esos pequeños centímetros me late el corazón más deprisa y con una fuerza diferente. Atrapo, por segundos, esas luces, esos colores, esos matices, esas formas, esas superficies que tanto me dicen, esos reflejos, esas sombras, esos rostros, ¡tanta vida!
Y en minutos cerraré la carpeta y no sé cuando las volveré a ver. Me surgen, de golpe, deseos de hacer esto y aquello y lo de más allá...y me estremezco de saber que no es posible hacer tantas cosas y que, mejor o peor, tendremos que ir despacio, poco a poco, paso a paso, con esfuerzo, ante tantos proyectos en bruto o, en muchos casos, elaborados y hasta pulidos.
Y en minutos cerraré la carpeta y no sé cuando las volveré a ver. Me surgen, de golpe, deseos de hacer esto y aquello y lo de más allá...y me estremezco de saber que no es posible hacer tantas cosas y que, mejor o peor, tendremos que ir despacio, poco a poco, paso a paso, con esfuerzo, ante tantos proyectos en bruto o, en muchos casos, elaborados y hasta pulidos.
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