El viernes pasado, seis de diciembre de 2019, tuvo lugar la manifestación contra el cambio climático en Madrid. Se había anunciado la presencia de Greta Thunberg, lo que supuso que se creara una expectación impresionante en colectivos no demasiado dados a la admiración o fascinación hacia cabecillas, dirigentes o líderes.
La joven activista sueca tuvo que ser sacada de la manifestación, rodeada de un buen número de policías de paisano y de voluntarios ya que, se dijo, no se podía garantizar su seguridad. Hemos visto muy pocas imágenes al respecto pero sí que pude observar lo "pegajosa" que estuvo la prensa, en general, en el inicio de la manifestación. Se les llamó la atención varias veces y, al final, es decir, al principio de la manifestación, uno de los voluntarios tuvo que repetirles varias veces que llevaban veinte minutos grabando a las mismas personas muy de cerca y que debían retroceder para permitir que se iniciara el recorrido. Lo cierto es que Greta Thunberg fue llevada en un coche eléctrico hasta el escenario y allí, unas tres horas después, se dirigió a los presentes:, primero en español y luego en inglés:
-¡Hola Madrid!, ¿Cómo estáis? ¡Estoy muy contenta de estar aquí!¡Y gracias por venir!
Y empezó su breve discurso en inglés.
Al día siguiente compré siete periódicos españoles y leí algunos en otros idiomas. El trabajo de comparación bien merece un artículo largo, pero me conformaré con apuntar las grandes diferencias de opinión entre unos diarios y otros. Por un lado está el relato más o menos condensado de lo que fue la manifestación, y de lo acontecido a lo largo del día. Por otro, las opiniones de periodistas o escritores y, por último, los editoriales.
En general las crónicas me parecen demasiado breves y poco detalladas pero habría que matizar y entrar en materia. En cuanto a editoriales, hay bastante distancia ideológica entre unos y otros y se pone de manifiesto el "encuadramiento", por decirlo de alguna manera, de cada periódico. Y luego tenemos los artículos firmados, más cercanos al ataque que a la verdadera reflexión, en algunos casos. Destacaría que ninguno de los artículos de opinión que he leído han sido escritos por personas que estén ni medianamente preparadas en la materia, con lo que ya nos podemos imaginar el grado de objetividad o de profundidad que pueden aportar. Además, no disimulan sus tendencias y convicciones ante hechos puntuales concretos. Eso podría ser comprensible si no fuera porque entran en el insulto, en la descalificación, en la grosera burla y la ofensa incluso por cuestiones tales como la edad o el trastorno del espectro autista. Chirrían algunas afirmaciones incluso al confrontarlas con un mínimo decoro o simplemente con algunos artículos de la Constitución Española, cuyo cuarenta y un aniversario se celebraba en este día. Si tenemos en la memoria que hablamos de una niña de dieciséis años quizás sea más fácil de entender de lo que hablo.
Tenía pensado nombrar a estos ¿periodistas? ¿columnistas? ¿escritores? y reproducir algunas palabras suyas pero no me puedo detener y no les voy a dar más publicidad de la que ya tienen. Lo cierto es que después he visto más críticas (ataques sería más exacto) y, por supuesto, coinciden con otras escuchadas en la calle. Resumiendo mucho, argumentos pocos, por no decir ninguno. Una especie de "whataboutism" (o "pues anda que tuismo", traducción libre, muy libre...) pulula por doquier. Es como si esa señora o señor con la cabeza cubierta de culebras se reprodujera exponencialmente, es decir, la envidia. Seguro que hay críticos con razones, con datos, con trayectorias admirables...pero no he dado con ellos estos dos días.
De cualquier manera lo que siento y lo que pienso es que Greta Thunberg es, hoy por hoy, una especie de bendición, de regalo, de gran oportunidad, y no solo por el tema ambiental, que ya sería suficiente, sino también por todo lo que representa educativa y humanamente como persona con un síndrome que no terminamos de entender ni de saber manejar en la inmensa mayoría de los casos.
Por otra parte, durante años he oído decir a amigos y compañeros ecologistas que sentían que no había renovación generacional. Pues bien, estábamos equivocados, afortunadamente. Hay una generación con ganas de cambiar el mundo a mejor, que es lo verdaderamente importante.
Pero hay más, y es que, curiosamente, lo ocurrido con Greta Thunberg me recuerda al batido del ala de la mariposa...y ese sería el gran paso, el gran avance, la gran aportación de esta joven activista.
Y, por último y como argumento nada desdeñable, tampoco quiero dejar de recalcar que Greta es mujer y que, como tal, y en la línea de otras grandes mujeres de las que estos creadores de opinión parecen no acordarse, está abriendo un camino irrenunciable. Me estoy refiriendo nada más y nada menos que a Rachel Carson, a Lynn Margulis, a Wangari Maathai, a Petra Kelly, a Vandana Shiva, a Rigoberta Menchú...
Yo me quedo con lo esencial, en palabras del principito de Saint-Exupéry...
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