sábado, 10 de septiembre de 2022

La nube de Consuegra y una poesía dedicada a Villarrubia de los Ojos por el poeta Blas Aranda Gómez.

 La conocida como nube de Consuegra (Toledo) tuvo lugar el 11 de septiembre de 1891. Se trató de una serie de tormentas que provocaron lluvias muy abundantes y la rotura de la presa romana que existía, y existe, en el cauce del río Amarguillo, aguas arriba del casco urbano. El pueblo se inundó, se hundieron muchas casas y murieron varios cientos de personas. Por si fuera poco, Consuegra quedó aislada por el agua y los primeros en acudir en su ayuda fueron villarrubieros que, a través de las sierras que separan ambos municipios, pudieron socorrer a sus vecinos. Eran las fiestas patronales y, en cuanto se supo la noticia, el ayuntamiento en pleno se reunió para organizar la asistencia al vecindario.

Se trató de una catástrofe que trascendió los límites provinciales y llegó a toda España ya que se organizaron cuestaciones y diferentes actos de ayuda.

En el caso de Villarrubia de los Ojos la mayoría supimos de estos hechos gracias al historiador, doctor don Isidoro Villalobos Racionero y a una publicación al respecto. Después pudimos leer el libro que el ayuntamiento consaburense publicó con motivo del centenario. Y poco a poco fuimos leyendo sobre el tema, sobre el Amarguillo, por ejemplo, y escuchando refranes y dichos alusivos al suceso. A mí me sorprendió el que decía.

-"Más malo que la nube de Consuegra."(1)

Y otro que hacía referencia al cercano pueblo de Madridejos (2):

-"Madridejos, tente tieso

que Consuegra ya cayó

y los mantones de Manila

el Amarguillo se los llevó".

Y este otro sobre el río Amarguillo es especialmente significativo (3):

"Dicen que el río Amarguillo

no sirve para lavar, 

pero sí para llevarse 

de Consuegra la mitad."

Madridejos también sufrió una concatenación de tormentas y se vio inundada, recuperando en los días sucesivos varios cadáveres llegados desde Consuegra entre las aguas, el fango y todo tipo de enseres, y perdiendo a uno de su vecinos, que se llevó el riada. En este enlace hay un relato breve pero muy expresivo, con un texto de la época escrito por el Guarda Mayor. Y algo parecido ocurrió en Herencia. Hay una entrada en un blog del profesor Ángel Martín-Fontecha Guijarro que narra los hechos desde el pueblo de Herencia y nos informa de que la trágica noticia apareció incluso en el New York Times.

Desde Tembleque leemos la crónica de aquel periódico tan seguido, "La Ilustración Española y Americana" y contemplamos las fotografías de la catástrofe. El artículo fue escrito en 2010 por Fredy.

Y para terminar este pequeño tributo a los villarrubieros que acudieron a ayudar a sus vecinos de Consuegra quiero publicar, con permiso del autor, la poesía que con este motivo escribió Blas Aranda Gómez dedicada a Villarrubia de los Ojos y que, tan emotivamente declamó en nuestro pueblo el pasado 4 de septiembre de 2022, en la presentación del libro del también poeta Felipe Serrano García de la Plaza.

¡Muchas gracias, Blas, por tus emocionadas y sentidas palabras, que nos llenan de orgullo y nos hacen valorar más a nuestros pueblos, hermanados por la Historia, por la Geografía y, sobre todo, por la Solidaridad en los momentos más difíciles!

(1) No recuerdo la persona a la que escuché la expresión.

(2) Este refrán me lo dijo un alumno de la Escuela de Magisterio pero, lamentablemente, no encuentro su nombre y apellidos. Después lo he escuchado alguna vez más y lo he leído en un par de publicaciones.

(3) FERNÁNDEZ OXEA, José Ramón (1965) "Geografía popular toledana". Madrid. Este autor también aporta el refrán de Madridejos, con alguna variante.


 

Conmemoramos este año el 125 aniversario de un hecho terrible y trágico. El día 11 de septiembre de 1891, una gran tromba de agua asoló gran parte del pueblo de Consuegra. Allí quedaron entre el barro, sus ilusiones y esperanzas, sus sueños y felicidad. 355 consaburenses perecieron tan infausto día, un día que cambió la vida y el devenir de este pueblo para siempre. Los primeros que llegaron a socorrernos al día siguiente fueron gentes del vecino pueblo de Villarrubia de los Ojos, Villarrubieros que al enterarse de la noticia abandonaron su vida  para intentar ayudar en todo aquello que fuese menester y socorrer en lo posible a todos esos consaburenses con los que se había cebado la desgracia.

 

Como agradecimiento a vuestro pueblo y a aquellas gentes, he escrito estos versos que nacen del corazón. De un corazón consaburense, para todos los villarrubieros. Para que nunca olvidemos los lazos de unión que han de guiarnos por la vida y para darles el honor que merecen a aquellos hombres y mujeres de ayer que bien pueden ser los de hoy o los que lo van a ser mañana.

 

 

 

A  RUBEUM

 

Tú siempre has sido la aurora

que ha acompañado a La Mancha

con el trabajo del pueblo

y la humildad de tus casas;

con el sudor de tu frente

y el honor de tus palabras.

 

Siempre has sido un árbol firme

creciendo en la madrugada

buscando trabajo y luz

abriendo siempre ventanas

en esta gloriosa tierra

llena de color y calma

y en tus cimientos de amor

van golpeando las ramas

del sabor de la esperanza

con ingenio de personas

que han construido tu raza

paso a paso sin descanso…

paso a paso en sus batallas.

 

Tú eres grande y bien se ve,

¡Tú Villarrubia cercana!

Y en tu grandeza, humildad,

se asoma por tus ventanas,

por los poros de esa piel

que son tus calles que guardan

la historia que aún dormita

por callejuelas y plazas

y que los villarrubieros

llevan con honra y a gala.

 

De íberos y romanos

fuiste suelo y su morada,

donde crecieron entonces

luchando con sus entrañas

aquellos pueblos valientes

que iniciaron tus andanzas

en tu llanura paciente

y en tus ardientes montañas.

 

Luego fueron los moriscos

que en su conciencia sagrada

encontraron en tu ser

manos abiertas sin marcas…

corazones entregados

puertas abiertas sin trampa.

 

Ellos siempre, Villarrubia,

en ti encontraron su casa

y tú les diste consuelo

y tu mirada más clara.

 

Una y otra vez algunos

intentaron que marcharan;

los expulsaron entonces

y ellos de forma inmediata

regresaban al cobijo

de su Villarrubia amada

sabiendo bien que sus gentes

siempre les darían posada.

 

Ni el Conde de Salazar

ni el mismo rey que llegara

pudo impedir a moriscos

volver a esta tierra magna.

 

Más tienes una virtud

que estremece tu mirada,

una protectora hermosa

que desde el cielo te llama…

con su silencio en las noches

entre lágrimas calladas…

 

 

Es la Virgen de la Sierra,

la Madre que lleva el alma

de todo el villarrubiero

que su mirada engalana

cuando a finales de agosto

quiere estar bajo sus andas

y correr al lado suyo

del Santuario a la plaza

gritando con emoción

con fe firme y desbocada:

¡Viva la Madre y Patrona

que me acompaña y me guarda!

¡Viva la Reina del cielo!

La que mora en mi garganta

que es la Virgen de la Sierra

Señora y dueña del alba.

 

San Antón carga de luces

en el enero tus calles,

haciendo fiesta de fuego

con bendición de animales.

 

San Antón es el principio,

Él es la primera imagen

que da comienzo a la vida

con garbanzos y cantares

de este pueblo que rezuma

su alegría por los valles.

 

Ya llega Semana Santa…

dolor y luto entre ayees

recorriendo con la Cruz

el dolor de nuestro Padre

que morirá nuevamente

ante mis ojos cobardes.

 

Nuevamente la alegría

en el corazón no cabe

¡Cristo ha resucitado!

y de nuevo en los altares

nos mostrará la palabra

con su perdón incesante.

 

¡Ya es lunes…!¡corramos todos!

que es día de fiesta grande…

vayamos al Santuario

a gozar con nuestra Madre;

hoy es fiesta en Villarrubia

y una fiesta indispensable:

¡Lunes de Resurrección!

fiesta de vida radiante.

 

La primavera decora

de bellas flores tu estampa;

aletean pajarillos

sobre tus fachadas blancas.

 

Vida nueva que florece

entre romeros que cantan

en mayo el primer domingo

en esa llanura ancha

que desde el cerro divisa

la belleza de La Mancha.

 

Cada uno con su hornazo

sube a tan bella terraza

que custodia San Cristóbal

porque saben que les guarda.

 

Ya se reparte el “bateo”

y se cumple otra jornada

de hermandad villarrubiera

que hace que broten y nazcan

emociones en los niños

y en los mayores hazañas

que el tiempo les fue dejando

entre su frente arrugada.

 

La canícula presenta

la dureza de esta tierra

entre el sudor de su campo

que siempre fue tu despensa.

 

La canícula de agosto

sigue mostrando tu fiesta

y con ella a aquel que viaja

a ganar pan a otra tierra.

 

La canícula de agosto

es la que alaba la fuerza

del hombre madrugador

que aún bajo las estrellas

deja su casa y familia

y en su corazón se lleva

el amor de un pueblo grande

por esa cruel carretera.

 

Septiembre es júbilo y flor

con reencuentros y armonía,

es la pólvora que mana

de esta Villarrubia misma

que va dando pasos ciertos

por un futuro de dicha.

 

Y otra vez en Villarrubia

septiembre es luz y alegría

donde se abrazan hermanos

que lejos permanecían

porque su madre al mirarlos

va cerrando sus heridas

y toca sus corazones

con su llanto y compañía.

 

Hay un camino que llega

desde Zuacorta a Consuegra,

que rompe el monte y que alegra

esa ilusión que despliega

por la llanura manchega…

Un camino de hermandad

que mana de dignidad

de la nobleza de gentes

que abnegados y valientes

nos dieron humanidad.

 

Gracias Virgen de la Sierra

por acercar a mi orilla

al pueblo de Villarrubia

con su mirada encendida,

por cuidarlo con tu manto

sin perder la perspectiva,

por darle amor y humildad

prudencia y sabiduría.

 

Gracias Virgen de la Sierra

Maternal Virgen María

por dejarme caminar

por Villarrubia y sus calles

con mi humilde poesía.

 

Blas Aranda Gómez

12/04/16



 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 





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