El pasado 28 de septiembre de 2022, en Alcázar de san Juan, tuvo lugar la Jornada de reflexión sobre el agua en la cuenca alta del Guadiana. El acto había sido organizado por la Confederación Hidrográfica del Guadiana.
Ya ha pasado una semana y no salgo de mi asombro ante lo que pude ver y escuchar en la retransmisión en directo de esta interesante convocatoria que llevaba el nombre de "reflexión". Empezaré por felicitar a la CHG, a la JCCM y al Ayuntamiento de Alcázar de san Juan por haber hecho posible este encuentro. En la misma medida me parecieron muy acertadas las palabras del presidente de la CHG, don Samuel Moraleda, y del Comisario de Aguas, don Ángel Nieva Pérez, así como la de todas las personas intervinientes, excepto las del representante de la patronal agraria ASAJA, don José María Fresneda (y después entraré en materia). En el enlace anterior, de Aníbal de la Beldad Caro, se pueden leer los nombres y apellidos de los intervinientes, aunque hubo algún cambio.
Independientemente de que yo no comparta algunas afirmaciones o planteamientos de las personas que intervinieron me pareció que se trató de un ejercicio de diálogo, siempre tan importante y tan necesario. Además, el tono utilizado fue excepcional, primando el uso de los datos frente a los tópicos y las promesas. Y ahí está el problema. El discurso del representante de Asaja, secretario general de Castilla-La Mancha, empezó con palabras gruesas, atacando al presidente de las Confederación, sintiéndose fuerte y protegido por una parte muy importante del público, dispuesta siempre al aplauso cómplice de vacuidades, bravuconadas, verdades a medias y falsedades. Y es que cuando no hay argumentos se recurre a la demagogia y algo parecido a la arenga y la bronca. Sus palabras y las del resto están grabadas y sería interesante y muy didáctico trascribirlas para constatar o desmontar lo que afirmo.
Muy chocantes fueron las interrupciones que se produjeron en los turnos de palabra de algunas de las personas intervinientes. Una de ellas (1), rayando la más absoluta falta de respeto, escenificando un abandono de la sala que, gracias a la capacidad conciliadora y mediadora del presidente de la CHG, no se produjo. Pero lo curioso es que siempre se interrumpían los mismos mensajes, aquellos que ponen sobre la mesa sencillamente la realidad, la contundente y despreciada realidad.
Impecables fueron las intervenciones de los técnicos, del representante de ADENA/WWF, Alberto Fernández Lop -interrumpidos todos- y de los políticos, como queda dicho.
Pero lo más lamentable vino en el turno de palabra en el que varios representantes (¿de verdad son representantes de los agricultores y regantes de la Cuenca Alta del Guadiana estas personas?) de los regantes, algunos de los cuáles ya habían interrumpido las aportaciones de los miembros de la mesa. Y es que, salvo un par de ocasiones en las que se plantearon cuestiones técnicas, el resto fueron críticas sin fundamento, cargadas de autocomplacencia pero, sobre todo, de negacionismo autodestructivo. Se interpeló, por ejemplo, al Secretario de Medio Ambiente del Ministerio de Transición Ecológica, don Hugo Morán Fernández con absurdas preguntas sobre su conocimiento de otros humedales europeos como...¡el lago Ness! queriendo ridiculizarlo y restar importancia al Parque Nacional de las Tablas de Daimiel y Villarrubia de los Ojos. Se dijeron verdaderas barbaridades, cuestionando en todo momento los pormenorizados estudios científicos, acusando a los presentes y a otros tantos ausentes de "montar chiringuitos" refiriéndose a instituciones como la CHG o, es de suponer, las universidades y las asociaciones conservacionistas que vienen estudiando y trabajando desde hace décadas estos temas y estos territorios.
La muy breve intervención del profesor y doctor don Máximo Florín Beltrán generó malestar e interrupciones. Dijo llevar 37 años estudiando esta cuenca y su problemática hídrica y puso, sucintamente, de relieve que no se puede seguir gastando estas ingentes cantidades de agua porque, sencillamente, no la hay. Tras sus palabras y el barrullo generado, incluso un miembro de la mesa se atrevió a decir: ¡ese hombre no sabe lo que dice! Efectivamente, el representante de Asaja siguió cubriéndose de gloria y recibiendo aplausos, lanzando máximas como "hay que dejarse pelos en la gatera" apelando a la unión de las CUAS (Comunidades de Usuarios de Aguas Subterráneas) pero frente al enemigo común, la CHG, los científicos y los ecologistas, esa terrible ideología que detectaba por allí y que lo estaba impregnando todo. Aunque luego dijo, precisamente al Secretario de Estado, que no se confundiera, que no le achacase ideología, que el no tenía ideología alguna.
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