El domingo pasado, 26 de enero de 2020 pude ver la película "Aguas oscuras" del director Todd Haynes Me sorprendió que, en una sala de unas 150 personas estuviéramos tres espectadores. Cierto es que eran las diez y media de la noche.
La película aborda un conflicto ambiental pero que, en realidad, trasciende con mucho este ámbito. En realidad es un relato bastante minucioso de un proceso complejo de unos cuantos ciudadanos frente, o contra, no sólo una de las grandes multinacionales con un historial más oscuro de la Historia de la Humanidad, la "Dupont", sino todo el "aparato" social que las protege, permite, favorece, disculpa y justifica.
Cuando digo "unos cuantos ciudadanos" me refiero, como suele ser habitual, a esos primeros perjudicados, que en inglés, en el terreno de los movimientos ecologistas, se denominaba como "No en mi jardín" los "NIMBY" (Not In My Back Yard), los afectados, dicho simple y llanamente. Es decir, no se trata de ecologistas, ambientalistas, naturalistas, científicos comprometidos ni nada parecido sino de ciudadanos que sufren un problema directamente (o un proyecto amenazante, en otros casos). Junto a ellos, en esta ocasión, conocemos la historia de un brillante abogado que iniciará todo un proceso que se prolongará a lo largo de los años y que llegará a afectarle profesional y familiarmente.
Sobre la Dupont se ha escrito, investigado, juzgado, culpado, sentenciado...pero, sorprendentemente, goza de una imagen impecable, me atrevería a decir que, inalterada, después de su largo historial de destrucción, dolor, mentiras y daños. Es como si no existiera para lo que se suele llamar "el público en general" o la mal y engañosamente llamada "opinión pública". La trayectoria de esta empresa, que estuvo detrás, delante y en medio, por ejemplo, de las armas químicas en la Primera Guerra Mundial, ha estado marcada por ese lado ultra oscuro, contrapunto de sus inventos y patentes tan conocidos como el nylon, el velcro y el polémico y cancerígeno teflón, origen de este relato cinematográfico.
Y es que la empresa Dupont, durante años, produjo residuos altamente contaminantes y muy peligrosos, con conocimiento de causa, ocultando ese conocimiento, produciendo muerte y desolación. Y ahí es dónde aparece un rudo granjero de Virginia en un prestigioso despacho de abogados, con una caja de vídeos, para que se denuncie al gigante de la Industria mundial química.
Entre los muchos aciertos de esta película están, a mi juicio, la elección de la historia. No todo el mundo se atreve, y ya es de agradecer. Hablar de un "Goliat" sigue siendo un problema. El hecho de contar con un reparto de actores y actrices muy bueno pero alejado del estrellato más fulgurante, y a veces vacuo, es así mismo, un valor añadido. Como tercer gran punto positivo citaría ese realismo de grises, de penumbras, de silencios, de decenas de detalles de la vida cotidiana que escapan, normalmente, de la gran pantalla. Se suele decir que la elección está al límite, siempre, del fracaso económico y de espectadores. La música es una especie de latido que, de alguna manera, genera tensión, incertidumbre y un ritmo, pausado, pero suficiente. Quizás sea ese su defecto, la lentitud, que, en realidad, es virtud, en este mundo de la prisa, la velocidad y la inmediatez.
Y, de fondo, una sociedad que valora y prima especialmente el consumo, el trabajo, aunque sea en detrimento de la salud y de la vida y un muy mal entendido progreso. Y unos poderes más que controvertidos y hasta controlados, si no maniatados, con sus ramificaciones burdas e incomprensibles.
Como suele ser habitual "Aguas oscuras" ha sido para mí un descubrimiento de cartelera, de llegar al cine sin noticia alguna, sin saber nada sobre la misma, sin haberla visto en la televisión, anunciada, ni nada parecido. Me atrevo a predecir que durará cuatro días, o cuatro ratos, como prueba de que el brillo extraordinario de Dupont deslumbra. Y como demostración de que, la tragedia producida por las multinacionales que dicen hacer nuestras vidas más fáciles, no tiene importancia para los llamados medios de comunicación social. Y mientras tanto, Dupont ya lleva muchos años rondando por la provincia de Ciudad Real, intentando hacer socavones, a su estilo. Y los malos, como siempre, son , o somos, los ecologistas, que nos oponemos al progreso, al desarrollo, y que estamos vendidos, precisamente, a las multinacionales, según dicen algunos.
Como digo en el título de esta modesta opinión, "Aguas oscuras" es una muy buena película, comprometida y, lamentablemente, desapercibida.
La película "Aguas oscuras" de Todd Haynes, de 2019, tiene una calificación, a fecha de hoy, 28 de enero de 2020, de 6,7, sobre 10.
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