Hoy, seis de febrero de 2020, jueves, he leído el artículo de opinión de Javier Ruiz titulado "El lamento del azadón" en el diario La Tribuna de Ciudad Real. Iré directamente al grano, sin tapujos. Me ha parecido vergonzoso y humillante, repleto de tópicos mediocres y falsedades muy graves. En realidad no es un artículo ni nada que se le aproxime sino una retahíla de insultos y de ataques, fundamentalmente, a Pablo Iglesias.
El telón de fondo, las movilizaciones de agricultores -y empresarios agro-ganaderos- por los bajos precios de los productos, aunque algunas personas pensamos que en realidad hay otras razones. Según este ¿escritor? todos los problemas del campo y del país los ha causado el vicepresidente de gobierno y su partido que, recordemos, no lleva ni la mitad de los días de cortesía que se suelen conceder a cualquier gabinete, y sin tener en cuenta que tampoco tienen toda la responsabilidad gubernamental al estar en coalición y en minoría.
Sus ataques no se quedan en una persona sino que le pega un repaso a la Universidad española que nos recuerda peligrosamente a las posturas más negativas y destructivas que se puedan recordar. Su desconocimiento, su desprecio y su agresividad apestan y asustan.
Afirma verdaderas imbecilidades que no se sostienen y habla de la gente que, como no ha trabajado en el campo, no ha hecho nada en la vida ni han aportado nada a la sociedad. Lamentablemente es un argumento que me resulta extraordinariamente familiar y que he sufrido -y sigo-durante toda mi vida.
Es una pena que no haga un repaso a los políticos de los últimos cuarenta o cincuenta años, o más si hiciera falta, incluyendo a humildes, abnegados y callados agricultores como José María Aznar o Mariano Rajoy, sin ir más lejos. Recurre a los insultos contra Pablo Iglesias proferidos por terceras personas en una manifestación en Toledo y, por si no lo hubiéramos leído bien, lo vuelve a repetir. ¡Es de una finura literaria y periodística impresionante! ¡Muy agudo!
Causa también pena que semejante figura -Javier Ruiz-utilice a los agricultores como ariete y no aporte ni una sola razón, ni una idea, ni un dato, ni un argumento de lo que verdaderamente está ocurriendo en estos complejos momentos.
Por ejemplo, en estos días nadie ha hablado de quiénes son las personas que están sufriendo de verdad las consecuencias de los precios bajos. No he oído ni leído nada que diga la palabra "asalariado", "jornalero" o algo así. Tampoco he escuchado hablar de que, tal y como está el panorama, con plantaciones intensivistas por doquier de viñedo y olivar en espaldera con regadío la consecuencia lógica es precisamente esa bajada de precios. Aparece, por ejemplo, en una noticia televisada un olivarero en las puertas del Ministerio de Agricultura de Madrid un olivarero que se queja de que los frutos están por debajo de los costes de producción, de veinte a treinta céntimos respectivamente, si no escuché mal. Después, el buen hombre añade que él tiene 30.000 olivos.
Y tampoco habla el ínclito atacante sobre las subvenciones, de cómo esos tractores convertidos en poco menos que tanquetas es muy posible que provengan de cuantiosas subvenciones, a veces rayando el verdadero delito y la injusticia.
El campo es muy importante pero para defenderlo no hace falta atacar a unos cuantos políticos, dejando a salvo a otros. Y los problemas de la Agricultura son complejos y no se pueden esgrimir así, a la ligera, con esa pérdida absoluta del respeto y de las formas. Y por si fuera poco, y hablando de Castilla-La Mancha, no quiero dejar de recordar lo que dije por escrito en este blog hace unos días. Los agricultores regantes del Acuífero 23 o Mancha Occidental exigen regar al noventa y cinco por ciento mientras el río Guadiana, algunos afluentes, los Ojos del Guadiana, los Ojuelos del río Gigüela y cientos de pozos tradicionales están al cero por ciento.
Lo que siento al escribir esta queja amarga es que le doy publicidad a este penoso artículo. Y me surgen dudas sobre el medio, La Tribuna, publicando estos panfletos deleznables. Lo dejo ahí, por ahora.
El verano, tenso, de 1995, se produjeron diferentes actos de protesta de agricultores. Unos, por ejemplo, estamparon una oveja contra el coche del Ministro Atienza, del PSOE. Se argumentaba que era por la sequía y los bajos precios. En algunos ayuntamientos de Ciudad Real se produjeron encierros de agricultores. En otros, como en Villarrubia de los Ojos, optamos por dialogar, escuchar puntos de vista diferentes y hasta encontrados, y reflexionar.
Con el actual sistema intensivista y productivista la cuestión de los precios es más compleja todavía que hace unos años. Lo cierto es que se produce mucho más, los ríos siguen secos, los impactos ambientales son impresionantes, las condiciones laborales han empeorado,... pero son cuestiones de las que no conviene hablar muy alto.
Unos agricultores recogen y queman sarmientos en diciembre de 2019. Uno de ellos se manifiesta abiertamente partidario de Pedro Sánchez y del pacto con Pablo Iglesias. Lleva toda su vida trabajando en el campo.
Desde hace ya años muchas cosas están cambiando en el campo manchego. Este cartel en Villarrubia de los Ojos es una muestra de ello.
Hace unos años se llevó a cabo una política de arranque de viñedo. Una de las causas era, supuestamente, reducir los excedentes. Otra, el ahorro de aguas subterráneas. Inexplicablemente, se volvieron a plantar miles de hectáreas, con una parte muy importante de dinero público y con una intensidad superior, pasando de 1.600 vides a 2.200 por hectárea, y casi siempre, en regadío.
La flor de olivo, blanca, pequeña, desconocida por muchos, bien podría ser símbolo de Paz, incluso con la Naturaleza.
El verano, tenso, de 1995, se produjeron diferentes actos de protesta de agricultores. Unos, por ejemplo, estamparon una oveja contra el coche del Ministro Atienza, del PSOE. Se argumentaba que era por la sequía y los bajos precios. En algunos ayuntamientos de Ciudad Real se produjeron encierros de agricultores. En otros, como en Villarrubia de los Ojos, optamos por dialogar, escuchar puntos de vista diferentes y hasta encontrados, y reflexionar.
Con el actual sistema intensivista y productivista la cuestión de los precios es más compleja todavía que hace unos años. Lo cierto es que se produce mucho más, los ríos siguen secos, los impactos ambientales son impresionantes, las condiciones laborales han empeorado,... pero son cuestiones de las que no conviene hablar muy alto.
Unos agricultores recogen y queman sarmientos en diciembre de 2019. Uno de ellos se manifiesta abiertamente partidario de Pedro Sánchez y del pacto con Pablo Iglesias. Lleva toda su vida trabajando en el campo.
Suelos prácticamente yermos y comunales puestos ilegal o alegalmente en cultivo. El espacio tiene unos valores ambientales impresionantes. Hablamos de los Ojuelos del río Gigüela.
Desde hace ya años muchas cosas están cambiando en el campo manchego. Este cartel en Villarrubia de los Ojos es una muestra de ello.
Hace unos años se llevó a cabo una política de arranque de viñedo. Una de las causas era, supuestamente, reducir los excedentes. Otra, el ahorro de aguas subterráneas. Inexplicablemente, se volvieron a plantar miles de hectáreas, con una parte muy importante de dinero público y con una intensidad superior, pasando de 1.600 vides a 2.200 por hectárea, y casi siempre, en regadío.
La flor de olivo, blanca, pequeña, desconocida por muchos, bien podría ser símbolo de Paz, incluso con la Naturaleza.
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