lunes, 15 de febrero de 2021

Los Lavajos, un paraje muy interesante de Piedrabuena, Ciudad Real.

  Hoy, 15 de febrero de 2021, lunes de "no-carnaval por la pandemia" he estado con dos amigos y apasionados del campo. Tras visitar el maar de Navarredonda y disfrutar de la visión de este cráter gracias a un dron, manejado por el geógrafo Juan Martín, nos hemos dirigido a otro paraje cercano, muy ligado a los relieves de origen volcánico, y próximo al volcán de la Arzollosa, los Lavajos.

Julio Espadas Alcázar nos ha hablado de este lugar y del topónimo, de clara resonancia hídrica. De manera que nos ha guiado hasta allí. 

Y, una vez más, comprobamos como el topónimo está muy bien puesto y se ajusta al significado general del mismo. Un lavajo es, resumiendo, un espacio llano, inundable y generalmente rodeado de sierras. 

Parece ser que proviene del término "nava" y vendría a significar lo mismo. Sería un sinónimo de laguna, nava o bodonal. 

Efectivamente, "los Lavajos" de Piedrabuena es un espacio extraordinariamente llano, rodeado de terrenos más elevados, sin salida para las aguas de lluvia, y que suele encharcarse temporalmente. Así nos lo ha manifestado Jesús "Manzanares" hijo: "se encharca cuando llueve, a veces mucho terreno, hasta una hectárea, pero se seca en cuanto pasan unos días después del temporal. Los Lavajos es un paraje muy grande..."

Nos llama mucho la atención esa planitud y forma tan circular, que nos evoca poderosamente a otros cercanos maares o cráteres de explosión volcánica. El hecho de ser terrenos encharcadizos nos pone también en alerta y corrobora la pertinencia de la asignación toponímica.

Además, el material del suelo es claramente volcánico, así como la leve cuesta de uno de los laterales. A escasas centenas de metros se encuentra la cara más escarpada del edificio volcánico de la Arzollosa. ¿Se trata de una sucesión  más de su extenso manto? No lo puedo afirmar, pero da la sensación de que la Arzollosa, en esa zona concreta, no derramó materiales lávicos que llegaran hasta aquí. Parece que estos terrenos están más elevados -escasos metros- y, además, encontramos una pequeña ladera, antes mencionada, de otro cerro adyacente con una apariencia clara de origen también volcánico, a mayor altura.

En un breve paseo observamos abundantes cantos de cuarzo, así como de restos de conglomerados de cuarzo y hierro, muy antiguos, de origen volcánico submarino y de edad, paleozoica o incluso anterior. Además, encontramos cantos negros pero no son basaltos. Su aspecto es muy compacto y su peso muy elevado, más que el de las cuarcitas. 

Salvo que algún geólogo o geógrafo me corrija -y todas las sugerencias, aportaciones, correcciones o críticas son bienvenidas y muy agradecidas-, lo que explicaría la presencia de esos materiales en superficie sería una explosión con una energía muy considerable, capaz de romper el zócalo y de depositarlo en superficie. Como decimos, no se trata de una simple piedra sino de una curiosa proliferación que no se corresponde con este tipo de relieves. 

Sin embargo, no hemos conseguido localizar lapillis acrecionales lo que nos plantea algunas dudas sobre la génesis explosiva del paraje. Cierto es que el esfuerzo de búsqueda ha sido muy escaso.

Lo evidente es que sí hay varios puntos encharcados  y es fácilmente observable esa planitud rodeada de terrenos elevados. Muy cerca, los arzollos ya están floreciendo, así como la magarza, alfombrando una de las parcelas contigua.

Los sapos corredores (Epidalea calamita) ya han depositado sus "rosarios" de huevos negros, unidos en una especie de gelatina casi transparente. 

El dron va captando imágenes y en el mapa topográfico nacional "uno cincuenta mil" no encontramos el topónimo. 

Tras hacer unas búsquedas en varios diccionarios comprobamos cómo el término "lavajo" se asocia al de laguna temporal y al de nava.

Así, nos retrotraemos al diccionario de términos geográficos de finales del siglo XVIII, al extraordinario diccionario del profesor González Bernáldez, al Diccionario de Manuel Seco, al de María Moliner, al de la Academia de la Lengua y al de vocabulario geomorfológico de Guillermo Tejada Álamo. Además, in situ, hemos visitado la Wikipedia, en su veinte aniversario. Todas las acepciones nos hablan de agua. Un consuelo haberlo visitado en estas fechas, todavía con encharcamientos. 

Los Lavajos de Piedrabuena bien merecen un paseo, unas lecturitas y conversaciones geografico-campestres, a ser posible, con previa visualización de fotografías de dron.





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