Ya es Domingo de Resurrección. Doce de la noche. La iglesia está llena de cofrades y acompañantes y el exterior, también. Se respira un aire diferente. Los y las cofrades no llevan capirucho con el capillo. Las tres hermandades se mezclan al azar: blancos, moraos y verdes se van disponiendo en filas. El cofrade morao que porta la carraca la hace sonar. Los hermanos empiezan a caminar. Salen las carrozas con el Sepulcro vacío, con Jesús resucitado y María Santísima de la Amargura. Hay dos itinerarios que se encontrarán pronto.
Al cabo de un rato escuchamos, ya desde casa, el repique de las campanas.
Faltan fotos.
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