Empecé a hacer fotografías prácticamente desde que era niño. No ha sido una actividad continuada sino que ha habido períodos de mucha actividad y otros, sin apretar el botón, que diría, lamentablemente, George Eastman para promocionar sus cámaras y productos "Kodak". Y es que yo soy de los que piensa que hacer fotos no es apretar el botón, sino otra cosa muy diferente, que puede ser mucho más compleja.
En la que considero mi etapa más enriquecedora, en plena adolescencia, y casi siempre rodeado de amigos que compartían los mismos intereses, hice fotos que, con todas sus carencias, me siguen gustando. Había algo un tanto inconsciente pero yo sabía lo que quería hacer, captar y expresar. Y uno de los sentimientos que me interesaban más era el de la soledad unido a la sencillez. Y esta fotografía sigue estando ahí, en mi memoria, en papel y en mi ordenador. Curiosamente, muchos años después vi una idéntica o prácticamente idéntica, tanto como para pensar, inicialmente, que me la habían copiado.
Lo cierto es que la muestro, recordando que la hice con unos quince o dieciséis años, con una cámara prestada y compartida con mis amigos. Hacíamos un carrete entre tres o cuatro personas y calculábamos el coste de cada foto y pagábamos la parte que nos correspondía. Eran otros tiempos, 1977, 1978, 1979...
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