Parece ser que hay situaciones en las que estar en el bordillo inadecuado en el momento inadecuado puede suponer que un guardia civil de Piedrabuena te ponga una multa de doscientos euros y que, el ayuntamiento, muy eficiente, la tramite en muy pocos días. Y hay otras situaciones en las que a diario observamos coches en el mismo bordillo pero no reciben ni multa ni amonestación ni aviso...
También sorprende que dónde se dice bordillo se diga línea continua en una carretera nacional o provincial o comarcal y tampoco pasa nunca nada.
Y ya, por ir concluyendo, lo que más choca a quiénes pueden tener un sentido de la corrección cívica y circulatoria es observar cómo, una y otra vez, el coche de la Guardia Civil se salta el stop más cercano al cuartel y no porque vayan urgentemente a atender a alguna persona en peligro. A este respecto se podría añadir que algún que otro guardia ya jubilado tampoco considera que esa señal octogonal de fondo rojo con una palabra en inglés vaya con él.
Pero, dicho esto, mi consejo es pagar religiosamente la multa e incluso pedir disculpas y, sobre todo, tener el firme propósito de no volver a hacerlo. Aunque todo parece indicar que, cada cierto tiempo, hay una simple gota de agua, o de mala leche, que colma el vaso.
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