Ayer, 28 de mayo de 2023, domingo, elecciones municipales y autonómicas (estas últimas en algunas comunidades). Hoy, a las once y cuarto de la mañana, el presidente del gobierno, don Pedro Sánchez Castejón, informa escuetamente que habrá elecciones generales el próximo 23 de julio de 2023, domingo.
Hasta ese momento se hablaba de "tsunami", es decir, un eufemismo, una metáfora, una excusa, una justificación, una fantasía más, para camuflarse en unos resultados negativos. Y, con menos fuerza semántica encontramos "la ola", incluso "ola reaccionaria" según Garzón, igualmente aludiendo a causas exógenas generalizadas que explican esas pérdidas de votos. La verdad es que esa postura lo que hace es culpar a otros de los resultados obtenidos.
Pero ayer, en un bar de Villarrubia de los Ojos, Ciudad Real, dos hombres de mediana edad, hablaban de cómo en las elecciones municipales se vota a la persona, no a los partidos ni a las ideologías. Ponían ejemplos concretos de sus intenciones de voto y de lo que veían bien y mal de los candidatos en liza. Esa idea se ha repetido en España hasta la saciedad y, en una gran cantidad de casos, era constatable, dadas las diferencias de voto entre las generales y las municipales, e, incluso, a veces, entre las autonómicas y las municipales. Parece que esa pequeña lección de andar por casa ya no es aceptada por una buena parte de los líderes políticos, de los comentaristas y periodistas.
Por otra parte he leído un mensaje de una amiga que dice "Bienvenidos al neofascismo" sin más explicaciones. Me recuerda a un discurso de Pablo Iglesias de hace unos días en el que hablaba de golpe de estado refiriéndose a la campaña electoral del Partido Popular...Yo sinceramente, que no soy muy zalamero con nuestro sistema político, aprendí que lo ocurrido se llama "democracia" (con minúscula, para distinguirlo sutilmente de la mayúscula).
Se habla de "castigo", de "moción de censura" y se usan otras expresiones parecidas...semántica electoral sin demasiado fundamento.
Lo cierto es que el presidente, sorpresivamente, se sacude las pulgas -permítaseme la expresión- y plantea un jaque. Veremos el 24 de julio. Para unos, se trata de una jugada maestra y a mi, a simple vista, me parece una huida hacia adelante, un tapabocas, un no querer asumir críticas para dejar a todo el mundo boquiabierto y preparar la que se avecina, bajo la apariencia de valentía. ¿Habrá terremotos, tsunamis, mareas, hecatombes, revolución, involución, golpes de estado, fraudes, choque de placas continentales, u otras causas ajenas al quehacer político?
No hay comentarios:
Publicar un comentario