Ya he dicho muchas veces que la Naturaleza parece burlarse de nosotros en algunas ocasiones. Puede ocurrir que salgas al campo a hacer fotos de saltamontes y que te vuelvas sin resultados. Por un camino un ejemplar se posa en tu parabrisas. Piensas que se irá enseguida, pero se mantiene firme en ese plano inclinado, sin importarle la velocidad. Paras. ¡No me va a dar tiempo a preparar la cámara! ¡Se me va a ir en un pis-pas! Pero no. Haces unas cuantas fotos con la cámara y el objetivo macro. Después recuerdas que viene bien usar el móvil. Y sigue, allí, ¡tan tranquilo! Te contorsionas para conseguir mejores planos, retiras el asiento del conductor, te acercas, disparas con flash y sin él...¡No se inmuta!
Al rato, por cierto, ya en el casco urbano, veo otro sobre el capó del coche. No sé si es el mismo pero tiene su gracia.
Se trata de un "Oedipoda", uno de esos saltamontes de pequeño a mediano tamaño que tanto abundan en los campos de cultivo de La Mancha. Su coloración es extraordinariamente críptica, que contrasta con el colorido de sus élitros cuando salen volando. La identificación me la hicieron en el portal de Ciencia Ciudadana "Biodiversidad Virtual", concretamente Miguel Domenech. El primero, en el cristal, sólo fue identificado como "Oedipoda" mientras que en el caso del segundo se pudo llegar a la especie: "Oedipoda caerulescens".
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