Hace ahora un mes, aproximadamente, desde que mi amigo Conce Sepúlveda me dijo que estaba preparando una exposición fotográfica sobre Villarrubia de los Ojos con el fin de dar a conocer algunos de sus parajes más curiosos y representativos. En esa tarea estaban colaborando David García Urda y, sobre todo, Francisco Dorado, responsable del Museo Etnográfico del municipio.
A los pocos días Conce y Fran me mostraron un listado con los lugares elegidos y me sorprendió que hubieran incluido una finca rústica llamada Fuentes de Macho que había estado y sigue estando muy ligada a mi familia y de la que yo soy uno de los propietarios. Me pidieron una fotografía y se la envié sobre la marcha ya que tenía varias recién hechas en el móvil. Esa imagen luego no se publicó. A los pocos días me dijeron que escribiera un texto contando someramente la historia. Y así hice. Ese texto lo resumieron para la exposición. Lo adjunto a continuación.
"Fuentes de Macho, una de las huertas de “a pie” de Villarrubia de los Ojos, Ciudad Real.
Francisco Zamora Soria, 1 julio 2020.
La huerta de Fuentes de Macho se encuentra ubicada en torno a unos hontanares de los que aparecían en la zona de contacto entre la sierra y la llanura. A mediados del siglo XVIII aparece como una huerta de la familia Macho, de dónde procede el nombre.
Sus fértiles tierras y la presencia continuada de agua hicieron posible que allí se fueran construyendo las edificaciones para su utilización agrícola y ganadera. Allí vivían varios hortelanos y, tras la muerte del propietario, en 1945, se dividió en cinco partes. Se establecieron unas normas de uso y unas servidumbres que, a día de hoy, se intentan mantener.
Había dos fuentes, canalizadas por regueras, un pilillo, varios albercones, un lavadero, varias sendas y un sendón. Cada parcela –tajones-tenía asignados los días y turnos de agua para regar. De una de las fuentes se cogía el agua, muy parecida de sabor a la de La Virgen de la Sierra, para beber.
Como el resto de huertas situadas entre el casco urbano y la Virgen de la Sierra, tenían derecho a sacar una mesa y a una parada de la imagen de la Virgen en las subidas y bajadas.
En la finca había una gran variedad de árboles frutales, algunos, únicos en Villarrubia de los Ojos, como los tilos (Tilia cordata).
Las viviendas, como tantas otras quinterías y casillas, sufrieron el expolio y el vandalismo durante años, hasta que fue vallada. Por ejemplo, se arrancó y quemó la parra más antigua de Villarrubia de los Ojos y quizás, de Castilla-La Mancha. En la actualidad se está intentando mantenerla en pie y conservar algunos de sus valores patrimoniales."
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