Los escarabajos sanjuaneros son coleópteros muy curiosos. Reciben este nombre común porque se les asocia con su eclosión y vuelos nupciales por San Juan aunque, evidentemente, su vida no se rige por el calendario romano ni las celebraciones religiosas cristianas. Y es que se creía que estos invertebrados emergían la noche de san Juan, el 23 de junio.
En realidad su ciclo vital es más complejo. Dependiendo de las especies, pues no se trata sólo de los "Melolontha melolontha", su vida dura cuatro años. Desde que la hembra fecundada se entierra y pone los huevos hasta que consigue su desarrollo total y salgan por primera vez a volar transcurren esos cuatro años de actividad hipogea. Y ya llegado el momento suelen esperar a la puesta del sol para volar. Los machos persiguen a las hembras. Estas, se alimentan de las hojas de algunos árboles mientras que los machos no hacen más que intentar fecundarlas.
Tienen un vuelo potente, que recuerda a los abejorros, por lo que en algunos idiomas reciben este nombre. A veces el espectáculo visual, auditivo y sensorial se amplía porque entran en ese escenario otros protagonistas, como algunas aves nocturnas o crepusculares que los buscan, persiguen y cazan.
Las hembras ya fecundadas se tirarán contra el suelo, arenoso, y se enterrarán rápidamente. Comenzará así el nuevo ciclo cuatrienal.
En determinados lugares y épocas los escarabajos sanjuaneros fueron un verdadero problema para los seres humanos y se les consideraba una plaga. Sorprendentemente estos hábiles voladores crepusculares han venido despertando también la admiración humana. En torno a ellos se ha ido generando una muy rica cultura, especialmente en otros países. Desde tiempo inmemorial ya hay testimonios de estas relaciones. Nos estamos refiriendo, por ejemplo, a la época de la Grecia Clásica. En en siglo XIX, en Alemania, su imagen era un motivo con un gran éxito iconográficamente hablando. Aparecía en multidud de ilustraciones en las que se mezclaba el dibujo naturalista rozando la perfección con la antropización más cercana al mundo infantil para las tarjetas postales de felicitación de la Pascua de Pentecostés.
En Villarrubia de los Ojos, Ciudad Real, España, este año de 2025 los pudimos ver volar el pasado 31 de mayo. Ya se había puesto el sol y los mosquitos no sólo no nos daban tregua sino que nos picaron numerosas veces. Empezaron los vuelos pero no conseguimos fotografiar ninguna cópula.
Concepción Sepúlveda había localizado esa mañana los agujeros de esas salidas en el suelo dunar. Por la tarde los estuvimos esperando y ya, a algo más de las nueve y media de la noche, hicieron su aparición. Por cierto y como curiosidad, el primero que vimos chocó ligeramente con Conce mientras que unos minutos después, el segundo en volar, lo hizo conmigo. Después los vuelos fueron más altos en torno a la parte superior de unas olivas de escasa altura.
Echando un vistazo al portal de Ciencia Ciudadana de ámbito europeo "Observation" vemos que de la especie "Anoxia australis" -una de las que aquí vemos- tiene una distribución marcadamente litoral en la península Ibérica, exceptuando la cornisa cantábrica, con algunas citas por la meseta y algunas en el extremo noreste. A fecha de hoy aparecen 91 individuos en un máximo de 80 cuadrículas de 25 kilómetros cuadrados.
En 2021 publiqué mis primera entradas y fotos sobre los escarabajos sanjuaneros en este blog.
A las nueve y veinticinco de esa noche el sol no se había puesto y no volaba ningún escarabajo.
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