Hace unos meses se presentó el cómic "Mónico 1909, Crononauta" en Piedrabuena, España. Los autores son Javier Marquina, Luis Javier Lorente Cañas y José Zapata. La editorial Serendipia ha hecho posible esta edición, con la colaboración del Ayuntamiento de Piedrabuena y la Diputación Provincial de Ciudad Real.
Por si acaso no se conoce o no se recuerda diré que Mónico Sánchez Moreno (1880-1961), conocido como don Mónico, fue un inventor de renombre internacional. Su historia ya ha sido novelada en dos ocasiones y aparece en un buen número de artículos y hasta en alguna serie de televisión.
Mónico era uno de los cuatro hijos de una familia humilde. Su padre era tejero y su madre lavandera. Como destacaba sobremanera en el colegio, su maestro, don Ruperto Villaverde -muy apreciado en Piedrabuena- recomendó que siguiera estudiando. Primero se fue a Fuente el Fresno, Ciudad Real, a trabajar de dependiente, trasladándose después a San Clemente, Cuenca. Y de allí a Madrid, a trabajar y a seguir estudiando, hasta matricularse en un curso universitario a distancia de ingeniería eléctrica en Estados Unidos. Y, sin miedo, sin dominar el idioma, con poco dinero y muchas ganas de seguir aprendiendo se fue a Estados Unidos.
Allí continuó con sus estudios e inventó el puente Wheatstone-Sánchez y, posteriormente, su aparato portátil de rayos X que tantas vidas salvó en la I Guerra Mundial. En Estados Unidos se codeó y trabajó con personajes como Tesla,, trabajando para la compañía Collins, resumiendo mucho. Pero quería volver a su tierra y montó una fábrica en Piedrabuena...España.
Esta historia se ve parcialmente contada valiéndose de un argumento de ciencia ficción que sirve a los autores para ir mostrándonos algunos de los momentos más importantes, difíciles y dolorosos de la vida de este piedrabuenero universal. Los dibujos son extraordinarios, con una edición muy cuidada y un texto final que nos describe al personaje y su importancia, con algunas fotografías. Son 73 páginas que se leen bien y que nos acercan a este personaje que debería, a mi juicio, ser más conocido y valorado.
En Piedrabuena, además de un homenaje, organizado por sus herederos y muy especialmente por José Freire Martín, con la instalación de un busto, el Instituto de Secundaria lleva su nombre.
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