"Malas lenguas", o de como el gobierno de España busca una estrategia de defensa basada en el ataque mediático, sin darse cuenta de que utiliza un medio de comunicación público para su propio beneficio.
Resulta chocante, tras ver unos cuantos fragmentos de este programa en la televisión pública, es decir, de todas y todos, que no del gobierno, ni de los partidos que lo forman, sino de toda España, que se anunciara como "Contra la desinformación y los bulos "Malas lenguas" es el nuevo programa de actualidad diario de las tardes que apuesta por el rigor periodístico y el espíritu crítico".
Desde luego, lo poco que he podido ver no puede ser más contrario a sus supuestos objetivos. Personas como Jesús Cintora no pueden alardear de rigor periodístico ni de espíritu crítico, al igual que sus amigos Javier Aroca, Jesús Maraña o Gloria Marcos. Esta última, por cierto, tiene unas formas muy peculiares de expresarse, con la cualidad elevada a la máxima potencia del "¡y tú más!, aunque tenga que remontarse a varias decenas de años, para hablar de situaciones tan concretas como la dimisión o expulsión de un alto cargo del PSOE -secretario de organización- y la petición de su renuncia del Parlamento español.
Una pena y una vergüenza que se dilapide así el capital público de un medio de comunicación público y, mucho más, tratándose de "La 2", o, como se decía antiguamente, "la segunda cadena", con su muy buena reputación. Por muy fuertes, pertinentes y hasta voraces que sean las críticas de las cadenas privadas un servicio público no puede caer así de bajo. Nos recuerda a cuando el entonces presidente del gobierno de España, también en apuros, Felipe González Márquez, nombró a su buen amigo Eduardo Sotillos para que diera los telediarios de la primera cadena. Por si no se recuerda este periodista había sido portavoz del mismo gobierno hacía unos años, un buen ejemplo de objetividad y espíritu crítico, como el de Jesús Cintura y su "Mala lengua".
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