Un hidrácnido es un arácnido acuático. Son lo más parecido a las garrapatas que vemos más frecuentemente, pero de una coloración muy llamativa y con hábitos acuáticos. Nadan a una velocidad sorprendente. Hay diferencias anatómicas destacables entre las especies que habitan en ríos y las de aguas estancadas. Las de los ríos necesitan apéndices que les faciliten la sujeción. En los hidrácnidos se da el dimorfismo sexual y hay géneros con cópulas muy elaboradas. La cópula suele consistir en un intercambio del espermatóforo y la puesta se lleva a cabo sobre plantas, en una especie de sustancia protectora esponjosa.
Hidrácnido en un charco en Piedrabuena, Ciudad Real. Febrero 2019.El desarrollo es complejo y puede alcanzar los tres años. Hay un primer estadio de reposo (o escadófono) al que sigue la larva parásita con sólo tres pares de patas. Llega otra fase de reposo y surgirá la ninfa nadadora, ya con sus cuatro pares de patas. Dentro de esta fase de pupa saldrá la forma sexuada adulta.
A veces, la primera larva hexápoda -de seis patas- parasita a algún insecto acuático. Si el insecto vive mucho tiempo la larva pasa a ninfa sobre el hospedador. Son especialmente llamativas las pequeñas ninfas en las alas de las libélulas, por ejemplo.
En su fase acuática los hidrácnidos son carnívoros y se pueden alimentar de crustáceos y de otros pequeños invertebrados.
El tamaño es generalmente muy pequeño, en torno al milímetro, o poco más. Comparte otra característica con los branquiópodos, de los que muy probablemente se alimentan y es su capacidad de sobrevivir mucho tiempo sin agua, lo que incluye la invernación.
En España se calcula que hay unas 500 especies, según A.G. Valdecasas (2001). No es fácil encontrar información sobre las mismas. Por ejemplo, en la página de ciencia ciudadana "Biodiversidad Virtual" solo aparecen, a fecha de hoy, 1 de enero de 2022, 49 citas con el nombre de la familia, "Hidrachnidae".
Los hidrácnidos que he podido observar tenían un color rojo vivo y se encontraban en pequeñas charcas temporales. Son una maravilla más de la Naturaleza. Y, para terminar, como vemos, en cualquier lugar, en cualquier rincón, hay vida y merece la pena prestar atención y respetar todas las formas de vida y esos pequeños enclaves, por poco llamativos que nos parezcan. Un charco, un simple charco, y hay todo un mundo y cientos de lecciones que están esperando a ser leídas, aprendidas y vividas.
La información que he utilizado procede del libro de Ramón Margalef "Limnología", en su reimpresión de 2011, de Ediciones Omega, de Barcelona, con 1.010 páginas (regalo, por cierto, de mis compañeras y compañeros del Colegio Público "José María de la Fuente" de Ciudad Real de junio de 2016).
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