Un día como el 2 de febrero dedicado por la ONU a los humedales me resulta especialmente importante para, como mínimo, aportar mi granito de arena, o mi gotilla de agua a esta celebración en la que no hay precisamente mucho que celebrar. Este año de 2024 me he acercado a una laguna temporal, labrada y cultivada desde hace muchos años, en Piedrabuena, Ciudad Real, España. A pesar de los pesares con cuatro gotas que caigan allí la vida surge y me regala con espectáculos sublimes bajo el prisma de lo pequeño y lo críptico. Este humedal es para mi como un refugio, un pasadizo o un túnel que me comunica con otros muchos mundos que están ahí, ocultos, pero latentes y deseando que la lluvia -¡bendita lluvia!-los active.
Este año de 2024 en el Día Mundial de los Humedales he podido ver mis primeras puestas de sapo corredor (Epidalea calamita). Todo parecía indicar que llevaban sólo tres o cuatro días como máximo. Había unas cuatro o cinco y el charco elegido era pequeño y poco profundo. Curioso que las sapas hubieran elegido estos charcos de aguas transparentes frente a otros muy cercanos y con más agua y profundidad, pero llenos de barro.
Ayer, 6 de febrero de 2024 los charcos en cuestión estaban secos y las puestas, malogradas. Sin embargo los otros charcones, embarrados, siguen albergando gambas duende y "spinicaudata" o "gambas almeja", entre otros seres increíbles.
Puesta malograda de sapo corredor (Epidalea calamita) de ayer, 6 de febrero de 2024, martes.
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