viernes, 7 de diciembre de 2018

Aberraciones históricas y políticas: el 40 aniversario de la Constitución española de 1978.

Estos días de diciembre de 2018 se ha celebrado el 40 aniversario de la Constitución Española de 1978. Ya se sabe que los múltiplos de cinco y de diez se prestan a muchas cosas, como al redondeo, pero también a la concepción de hitos más o menos aceptables o aceptados. Así, se suele considerar que un número como el 25, el 50, el 75 o el 100 son más idóneos que cualesquiera otros que pueda haber entre medias.  Es tan legítimo como subjetivo, pero es así. Lo cierto es que sin haber prestado la más mínima atención a los eventos pertinentes he leído algún párrafo de prensa, oído algunas declaraciones o fragmentos de programas televisivos con la sorpresa, negativa, de haber constatado, una vez más, la inmensa cantidad de aberraciones históricas y políticas que se han vertido en pocos días. Me sorprende tanto porque parecería lógico que, con el paso del tiempo, la realidad se pudiera ir reflejando de forma más nítida, más precisa, sin apasionamientos, y, sobre todo, sin deformaciones burdas e interesadas...Escuché verdaderas ...faltas a la verdad, por ejemplo, a Ladislao Azcona y a Manuel Campo Vidal, de los muy pocos que vi. Fueron solo unos segundos pero me parecía que estaban hablando de un país imaginario en el que yo nunca viví. Hablaban en concreto de Felipe González Márquez, pero da igual. H escuchado y vivido situaciones tan deformantes que me preocupa en especial lo que puedan captar y aprender los más jóvenes. Sé que después de simples palabras o hechos hay muchos filtros pero es curioso la falta de rigor que se puede poner en juego al llegar a estos momentos elegidos por su orondez, simetría, convención o conveniencia.

Una persona que no hubiera nacido unos quince o más años antes de 1978 se podría hacer una idea de lo más equivocada. Es como si se hubiera pasado del blanco y negro al color de golpe, del ruido estridente a la melodía armoniosa, del frío al calor...un 20 de noviembre de 1975 o un 6 de diciembre de 1978. Así, se ha homenajeado a alcaldes y concejales, por ejemplo, a partir de esa fecha, dando una idea un tanto -muy-extraña, del período anterior. Supone, por citar casos reales, que en muchos pueblos y ciudades los alcaldes y concejales siguieron siendo los mismos, pero ya no tenían, parece ser, esa especie de pecado original, haber ejercido el cargo antes de...la Constitución de 1978.

Resulta contradictorio que cada vez se vea el pasado con esos ojos tan tendentes a la modificación, a la generalización, a la adjudicación de unos supuestos valores y contravalores, defectos y conductas negativas. El reparto de alabanzas, de piropos, de elogios a diestro y siniestro no se puede iniciar en un momento concreto. La dignidad, la honradez, el trabajo, el deseo de hacer bien las cosas no es privativo de un período, de un sistema, de un partido, de unos sí y no de otros...
Se puede dar el caso de hablar de derechos, por ejemplo, y que las muy pocas mujeres participantes se queden relegadas a un segundo plano...tan segundo como opaco, como para ser ocultadas por los numerosos hombres hasta "en la foto". Pero se hablaba del antes y el después, de la igualdad entre hombres y mujeres, de la libertad de expresión, de la participación ciudadana...
En estas ocasiones tan señaladas se vierten un cúmulo muy considerable de tópicos, de verdades a medias y de falsedades, envueltas en un lenguaje de pega, de autobombo, de auto-complacencia. Se olvida la realidad, y se vuela en una nube de vocablos insertados en una aguja peligrosa que nada tiene que ver con lo que se está diciendo.
No es fácil resumir cuarenta años ni aquilatarlos a la necesidad creada ex profeso, por lo que suele resultar mejor recurrir a los textos originales, a las fuentes, a lo que otras personas han escrito, como fruto de la investigación y el análisis y la reflexión sosegada. Cualquier tiempo pasado no fue peor. Lo vivido en España antes de la Constitución de 1978 no tiene una marca negativa ni debe ser considerado como abyecto o repudiable. Un alcalde o una alcaldesa, que las hubo, un concejal o concejala de 1975 y de años anteriores no se puede calificar despectivamente de ninguna manera, salvo que sus actos, como los de ahora, sean verdaderamente reprobables.Ya quisieran algunos políticos, alcaldes y concejales del momento actual tener la valía personal que tuvieron otros tantos de esos períodos. Por cierto, si mañana se instaura una república (o cualquier otro "formato"), como piden ("exigen") algunos políticos, partidos y ciudadanos...¿todo lo monárquico constitucional será estigmatizado? ¿se le dará la misma valoración cercana al puro desprecio y hasta a la consideración de delictiva y mala como se le viene dando al período anterior? ¿aquellos que no cambien de chaqueta, de camisa, de corbata, de chupa, de tejido...serán dilapidados verbalmente en los actos de loa y alabanza al nuevo marco legal (legal, alegal, ilegal, translegal, sublegal...)? 





1 comentario:

  1. Mis 2 webs (sin publicidad) pueden interesarle a usted: yofrenoelcambioclimatico.blogspot.com (MENOS es MEJOR) y plantararboles.blogspot.com, un manual para reforestar, casi sobre la marcha, sembrando semillas de árboles autóctonos en zonas deforestadas, baldías, más o menos cercanas al lugar de su recolección. Salud, José Luis Sáez

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