jueves, 19 de agosto de 2021

A propósito de la sequía en la cuenca del Guadiana.

 Llevo todo el verano escuchando opiniones de lo más variado sobre la sequía en la cuenca del Guadiana. Además, se está hablando mucho del Cambio Climático y me da la sensación de que los discursos que se están generando siguen fundamentándose en los hidro-mitos de hace cincuenta o cien años. Se sigue hablando del agua que se pierde en el mar, del agua del Tajo que se lleva al Segura, del hipotético trasvase del Ebro, de las presas que se podrían haber construido o que se podrían construir, o incluso de como el hormigón de la presa de Peñarroya tapó los ojos por los que se infiltraba el agua del Alto Guadiana. También he escuchado hablar del encauzamiento del Gigüela y el Guadiana, de la ingente cantidad de agua que consumen algunas fábricas como Don Simón o la antigua Larios o las miles de piscinas.

En fin, nadie, absolutamente nadie, me dice que se sigue regando demasiado, y que el balance entre el agua disponible y el agua que se consume -o malgasta- no permite que tengamos ríos como el Guadiana, el Gigüela o el Azuer. Ahora, también reclaman algunos alcaldes y unas quinientas personas, el caudal ecológico para el río Bullaque. Sin embargo se sigue regando maíz y hay precisamente ediles que defienden abiertamente el aumento de las zonas regables.

Yo salgo y veo cientos y cientos de hectáreas, miles, en realidad, con cultivos de regadío. Vemos la mayor transformación agraria que se ha producido nunca en la Mancha, con la llamada restructuración de los cultivos de secano en regadío, de extensivos a intensivos, de viñedos en vaso a espaldera, de olivares de secano a las espalderas con riego...Veo eso y, como decía el poeta latino hace dos mil años,  me estremezco. No sé qué es peor, que el Guadiana no tenga agua o que la falta de información y formación en esta materia sea de tal magnitud.

Es como si hubiera vencido el tópico, la falsedad y la coartada perfecta para seguir haciendo mal las cuentas. Hace poco hubo otra manifestación de agricultores en Villarrubia de los Ojos sobre la que ya expresé mi opinión. Es preocupante lo que está ocurriendo. Por un lado las autoridades legislan, parece, para cumplir exigencias europeas pero, sobre todo, para justificar y justificarse. Se legisla para decir que se legisla. Por otro, las iniciativas privadas, en general, van a dónde van, a la obtención del mayor beneficio con los menores costes. Se producen, además, manifiestas injusticias con los hombres y mujeres que trabajan en condiciones penosas. Se siguen esquilmando los recursos, contaminando y destruyendo el Patrimonio. Así, no sorprende la lamentable ración diaria de vacuidades y absurdeces de los informativos y como se utilizan temas para hacernos olvidar nuestros verdaderos problemas. 

Pero el río Guadiana sigue seco y no es noticia.







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