Hace ya tiempo desde que me pregunto si el precio que se paga en los bares de España por un café y una tostada obedece a alguna lógica que se me escapa. La primera sorpresa es la disparidad que hay entre unos establecimientos y otros en cuanto a precios, tamaños, presentación, estilos...
Sorprende, por ejemplo, que haya bares en los que con un café te obsequien con un par de churros (Bar El Receso, Ciudad Real), con madalenas o torta (Bar de Toro o de Moni y Vio), en Villarrubia de los Ojos), tortilla española recién hecha (Mesón Beo, también en Villarrubia de los Ojos) o pan tostado y, sin embargo, por una tostada te cobren desde ochenta céntimos hasta un euro con setenta (en el Liberty, por ejemplo, en Ciudad Real).
Veo una pizarra de un bar con el precio del menú del día, por once euros con cincuenta, (Mesón del Jamón, en Piedrabuena) lo que supone un primer plato y un segundo, a elegir entre tres, cuatro o cinco, un postre, pan, bebida y postre o la del comedor de la Facultad de Educación de Ciudad Real por siete euros con noventa y cinco céntimos y no salgo de mi asombro.
Me tomo un café con hielo y una tostada en una terraza del Cabo de Gata, en Retamar, y me cobran cuarenta céntimos más por el hielo. No sé, no comprendo nada.
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