viernes, 19 de febrero de 2021

A propósito de Gora.

 Gora.

No estoy seguro, 

quizás fuera tu nombre 

como tu vida, 

resumen sencillo, 

agradable, 

como un pequeño gesto, 

un hoyuelo, 

un rasgo, 

una arruguilla, 

una mirada

amiga

y complaciente.

Casi no quiero recordar tu nombre, 

Gora.


Me quedo con tu voz,

con tu sonrisa

con esa forma de contar

de acortar distancias,

de tender puentes,

como el de tu río,

cercano, del Bullaque.

como tus manos, 

puentes, 

también, 

entre tantos corazones,

entre tantos mundos, 

entre tantos sentimientos.


Recuerdo que me hablaste,

un día, 

del sol

de la tarde,

que se colaba entre tus manos

acariciando,

lavando 

los cacharros 

tras la comida, 

encuentro, 

entrega, 

palabra, 

verso

del deseo

de una madre

de una tarde cualquiera

del agua cálida, en tus manos...


Gora.

No olvido

que me hablabas del sol, 

de las sierras que veías desde tu ventana.

al atardecer.

Compartías,

creo,

la espuma del jabón,

las pompas del agua

en tus manos 

generosas.

Me dedicabas esos minutos,  

pequeñas glorias, 

de tu sentir

de tu vida cotidiana,

con una sonrisa

sembrando, 

sin saber,

 si esa semilla 

caería en la tierra

en el tiempo, 

adecuado

y fértil

del recuerdo.


Llegaron otros tiempos

como huellas del alma

sobre la arena 

de tu espalda

de tu pecho

de tus manos

 de tu palabra.

Gora,

descansa, en la luz de la tarde

de tu ventana

junto al río

entre sierras

y gotas de agua, que reflejen el sol

y la luz

clara

de tu mirada.

.




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