domingo, 17 de noviembre de 2019

Fotomanchegos 2019, breve crítica que quiere ser constructiva.

Hoy, 17 de noviembre de 2019, domingo, a las 14 horas, ha concluido el encuentro fotográfico bi-anual "Fotomanchegos 2019", organizado eficientemente por el Club Fotográfico Manchego.
Se ha tratado de la cuarta edición que ha reunido a unas doscientas personas (dato por confirmar) y a seis ponentes. Viene bien recordar que la organización y financiación corre a cargo de los más de setenta socios y socias, además de los patrocinadores. Es de agradecer que la asistencia sea totalmente gratuita, algo que no es frecuente en los tiempos que corren, como no lo es que las personas que vienen a mostrar sus trabajos y explicarlos lo hagan desde el altruismo.



La inauguración corrió a cargo del presidente de la asociación y de la alcaldesa de Puertollano, Isabel Rodríguez, quién manifestó la decidida apuesta de la ciudad por la Fotografía, dada la circunstancia del nacimiento de la gran fotógrafa Cristina García Rodero en Puertollano, lo que ha supuesto la creación de un museo dedicado exclusivamente a la Fotografía y a la mencionada fotógrafa. Así, en estos momentos, se puede disfrutar de seis exposiciones fotográficas en la ciudad industrial, una de ellas, precisamente de los socios de la asociación, con unos treinta y cinco participantes.



La primera ponencia, "El viaje fotográfico"  correspondió a Juan Pablo de Miguel. Resultó chocante su sinceridad inicial, aunque sea de agradecer, al aclarar que él no hace nunca fotografías que supongan una crítica o una denuncia sino que se dedica en exclusiva a la búsqueda de la belleza de los paisajes, preferiblemente primigenios, y en situaciones luminosas lo más espectaculares posibles. Su fotografía es la típica que pretende llegar a la primera página de revistas de viajes, con un tratamiento, digamos "clásico", que ponga de manifiesto la belleza y la gran magnitud y monumentalidad de los elementos naturales, aunque también incluya otros antrópicos. Fueron muchos los consejos que facilitó el fotógrafo, que hizo especial hincapié en distinguir entre la fotografía de viajes y los viajes para fotografiar. Además, mostró abundantes fotografías, incluyendo algunas realizadas con drones.

La segunda* fotógrafa en presentar sus proyectos fue la murciana Mar Saez, que abordó "El proyecto fotográfico contemporáneo" basándose en sus propios trabajos, especialmente el de Vera y Victoria, que culminó con una exposición y un libro editado cuidadosamente, y que ha recibido muy buenas críticas. Mar Saez abordó el delicado y complejo proceso de la transexualidad viviéndolo muy de cerca con varias personas durante un largo período de tiempo.

Ya por la tarde relató sus experiencias Raúl Villaverde, que, bajo el título de "La luz que no se ve", nos sorprendió con su dominio técnico extraordinario en la "astrofotografía", compleja modalidad de fotografía más cercana a la fotografía científica que a cualquier otra clasificación.
Sus imágenes hicieron mella en muchos asistentes, que manifestaron su admiración y, a su vez, su fascinación y hasta inquietud, por ese mundo invisible que se encuentra cualquier noche despejada sobre nuestras cabezas. Raúl Villaverde vive en un pueblo con catorce habitantes, En Ocentejo, Guadalajara, en un enclave privilegiado para la observación astronómica por la escasa contaminación lumínica. Es un fotógrafo de formación autodidacta y que no se plantea la venta de sus trabajos, aunque ha recibido premios, menciones y publicaciones incluso de la NASA. Aboga Raúl Villaverde, abiertamente, por equipo de segunda mano, dados los precios tan elevados del específico para estos menesteres.

El fotógrafo Antonio Garci fue el encargado de cerrar la jornada,"Hablando con la luz", en la que aportó su visión personal de fotografía de estudio, con una muy interesante práctica de iluminación con una modelo, en directo. Sus fotos las íbamos viendo en directo, que es su forma de trabajar, y mostró cómo utilizar focos, flashes y diferentes reflectores y paraguas. Su trabajo siempre incluye personas, abundando en el retrato y el desnudo y comparte esa idea de que para crear más interés es necesario no mostrarlo todo, lo que es, según él, un reflejo elocuente de si mismo. Su capacidad comunicativa es muy considerable, a pesar de declararse como un tímido que se lanzó a la tarea actual de fotógrafo y profesor.


El domingo, para no dejar en mal lugar al sábado, también empezó con una media hora de retraso y con algunos comentarios jocosos y poco afortunados del fotógrafo Alfredo Arias, haciendo alusión a la somnolencia de los presentes. Curioso para los que habíamos llegado fresquitos y bien temprano y que tuvimos que esperar a los tardones.
Alfredo nos habló de la fotografía de conciertos de música moderna, con las limitaciones y dificultades que conlleva, como la falta de espacio y de luz, por citar un par de ejemplos. Además, nos fue desgranando su proceder en su estudio, con un estilo tal vez en exceso distendido como para caer en el compadreo y el palabroteo, que no necesariamente agradan a todo el mundo, como es el caso.
Interesantes su creatividad, su cercanía y su capacidad para generar imágenes frescas incluso con los personajes más fríos.
Por último sorprendió su trabajo diametralmente opuesto en cuanto que tenía una orientación diferente, al tratarse de una iniciativa solidaria para con el pueblo sirio y los emigrantes que cruzan el Mediterráneo, en colaboración con una ONG y con un buen número de cantantes famosos. Personalmente me resultó también fuera de lugar que, quién parece haber estado toda su vida fotografiando famosos del rock, del pop, del punk, del jazz, de la música indie o de la electrónica, de pronto, se permita decir que hay que cambiar las cosas con el voto -es decir con el voto que él considera válido- sin tener en cuenta que allí puede que haya gente que lleva toda su vida más que concienciada con causas similares, o, incluso, personas que decidida y deliberada y reflexivamente, ejercen su derecho a votar lo que quieren o, a no votar...
El efecto de ver a famosos, más o menos, con un chaleco salvavidas utilizado por un emigrante es muy discutible desde el punto de la eficiencia comunicativa para millones de personas. De cualquier manera, cada uno lo vemos de una manera.

Como colofón, le tocó el turno a Maysun Abu- Khdeir para hablar de "Fotoperiodismo en zonas de conflicto", que se centró muy especialmente en sus dos estancias en la guerra de Siria. Sus impactantes y fortísimas imágenes contrastaron con un discurso demasiado lento y personalista -media hora de introducción y presentación hablando de sus inicios vocacionales-  pero con un discurso bien elaborado, muy sólido, sobre el deber ético del fotoperiodista y la forma adecuada de mostrar las atrocidades.
La profesionalidad, la valentía y hasta la audacia de Maysun quedaron patentes en sus fotografías, realizadas "empotrada*" con grupos de rebeldes. Eché en falta alguna fotografía del otro bando, aunque supongo que sus razones tendrá.
Muy poco afortunada estuvo Maysun al soltar sendos comentarios sobre dos partidos políticos españoles, con un enfoque abiertamente tendencioso, sobrando también algún que otro taco. Y, me explico. Desde el profundo respeto a la libertad de expresión, parece lógico que, al menos, se pida por escrito y sin estridencias ni numeritos, un mínimo de respeto para los creyentes que se sienten despreciados e insultados con algunas expresiones, tan frecuentes en este país, incluso como elemtos comunicativos con una función fática.

Antes de clausurar el acto se procedió al sorteo de los regalos de los patrocinadores, siendo también de agradecer el desayuno de media mañana de ambos días.
Resumiendo, agradezco y felicito sinceramente a los organizadores, a la junta directiva, al Club Fotográfico Manchego, a los patrocinadores y al ayuntamiento de Puertollano la organización de esta actividad tan interesante.
Se ha tratado de una muy buena oportunidad para aprender, hablar, encontrarse con amigos fotógrafos y conocer a otros. Igualmente, una ocasión de conocer a fotógrafos, profesionales o no profesionales, y poderles escuchar, ver sus trabajos y preguntarles dudas.

Y como sugerencias, desde el deseo de aportar algo concreto, quizás las ponencias podrían ser algo más cortas. Algo del hipotético tiempo liberado se podría emplear en ver la exposición con la explicación, voluntaria, de sus autores o autoras. Se debería tomar la decisión de ser puntuales, aunque falte gente, para ser respetuosos con los presentes. Sería de agradecer establecer un par de momentos o tres (de quince a treinta minutos, por ejemplo) de micrófono abierto, para presentaciones de grupos, de proyectos, de fotógrafos/as, para hacer peticiones concretas de colaboración, preguntas...
Y, en la misma línea, facilitar un espacio (mesa, expositor horizontal o vertical...) para dejar dípticos*, postales, publicaciones, tarjetas...gratis o para vender, así como una pared para exponer algunas fotos de los que no somos miembros de la asociación. 
Espero que mis críticas se entiendan, o se admitan,  como lo que son, una modesta opinión de alguien que no renuncia a decir lo que opina y siente, aún a sabiendas de que con seguridad se ganará enemistades o descalificaciones.



*No asistí a esta ponencia dado que ya la había escuchado en un curso del año anterior en Madrid.
*"empotrado" es el término que, según Maysun, se utiliza  para referirse a los fotoperiodistas que acompañan a grupos de soldados o combatientes para realizar su trabajo informativo.
* Nos referimos a materiales exclusivamente fotográficos y que no sean de profesionales o empresas.


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