martes, 10 de diciembre de 2019

A propósito de la intervención del actor Javier Bardem en la manifestación por el clima del 6 de diciembre de 2019.

El viernes pasado, 6 de diciembre de 2019, tuvo lugar una gran manifestación en Madrid contra el Cambio Climático. En la misma participamos muchos miles de personas, de todo tipo de creencias, convicciones, países, provincias, pueblos, etnias, edades, profesiones, militancias...No ha quedado ni medianamente claro el número aproximado de participantes. Desde luego la cifra aportada por la Policía Municipal de Madrid es del todo inexacta. Habría que preguntar quién la dio y en que se basó. Tampoco parece apropiada la dicha por la organización. Lo cierto es que fue multitudinaria y despertó una gran expectación mediática.
Muchos nos preguntamos las razones por las que el actor Javier Bardem fue el encargado de leer una declaración o comunicado. Parece ser que fue por su colaboración con Greenpeace y sus viajes a escenarios como la Antártida, pero desconozco realmente las razones. Lo cierto es que por muchas razones no me pareció nada adecuada su elección. A pesar de eso debo reconocer que es de agradecer, en muchas ocasiones, la disposición de algunas personas famosas a participar en este tipo de actos. Es decir, bienvenido sea el compromiso y el trabajo de Javier Bardem.
Si se hubiera limitado el actor a leer su texto habría habido personas, como yo, que lo habríamos aplaudido, quizás con poco entusiasmo, pero aplaudido. Pero al insultar al presidente de Estadios Unidos, Donald Trump y al alcalde de Madrid, -menudo paralelismo, por cierto-perdió toda la legitimidad y credibilidad.
Dicho esto, que dije, por cierto, a quién me acompañaba en aquel momento,  es muy de agradecer que al día siguiente pidiera perdón. El daño, sin embargo, ya estaba hecho. Al día siguiente millones de personas se enteraron mejor de esa cuestión que de lo que verdaderamente importaba, y era que por primera vez en España la defensa del Medio Ambiente y del Clima había congregado a centenas de miles de personas. Y eso es lo triste, lo penoso y lo que no debería volver a pasar. En los comentarios contra Javier Bardem en Twitter se le echaba en cara su forma de vida, su "estilo" y el de su esposa, anunciando viajes en cruceros, por ejemplo.
Por curiosidad me conecté varias veces a las páginas de Ecologistas en Acción y de "Greenpeace", y, ni una palabra al respecto. Daba la sensación de que, como era fin de semana...
Desde luego alguien debería haber dado alguna explicación, haber mostrado su oposición a esa forma de proceder y haber reconocido la gran torpeza de Bardem pero, también, de los organizadores por no haber dejado atado y bien atado el mensaje. ¿No hay responsables? Nadie asume nada, sería la respuesta. Contar con un actor que, como Javier Bardem, tiene un perfil nada ecológico o ecologista, según se dice debería suponer un aprendizaje. Ya pasó en otras ocasiones, con otros proyectos empresariales, con cantantes famosos cuyas formas de vida tampoco se aproximaban lo más mínimo a lo que se predicaba.

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