miércoles, 20 de agosto de 2025

"Cómo acabar de una vez por todas con la cultura", aquel libro de Woody Allen, a propósito del vacio estructuralizante que nos va rodeando.

 Esta mañana, mientras escuchaba la radio, recordaba los programas de diferentes cadenas de televisión y pensaba en otros medios de comunicación me he acordado -creo que milagrosa y sospechosamente- de un librito que leí cuando era muy joven. Era, nada más y nada menos, que del mismísimo Woody Allen. Podía ser a finales de los setenta del siglo XX o muy poco más. El título no sé si en realidad tenía mucho que ver con esas historias pero el título es muy jugoso. 

Y es que lo que estamos viviendo en digno de análisis extensos y profundos. No soy yo la persona apropiada pero lo que me llega, lo que veo, lo que escucho, lo que leo (exceptuando libros y demás trabajos de la llamada literatura gris) es desolador. Por lo pronto hemos renunciado demasiado rápido a la prensa escrita, de forma generalizada. Las llamadas redes sociales se presentan como un sustituto de dudosa calidad y las televisiones van buscando cada una sus objetivos que no coinciden precisamente con ideales más o menos idealizados y fundados en valores sólidos. Las ahora omnipresentes tertulias y sucedáneos tampoco son un modelo edificante, salvo que se quiera aprender a faltar a la verdad y al respeto.

A veces me da por pensar que no se trata de un devenir azaroso sino de una estrategia o algo perfectamente organizado y programado, porque si no, no lo puedo comprender. Es como si ahora, aunque me consta que no es nada nuevo, el hecho de tener inquietudes, de querer aprender, de tener intereses intelectuales, por ejemplo, sean incluso un rasgo digno de la burla y del señalamiento.

En fin, quizás se trate de una simple exageración mía pero hay "indicadores" objetivos que parecen indicar que lo que está ocurriendo es algo nuevo y muy negativo.




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