viernes, 29 de mayo de 2020

Mi cuaderno del coronavirus, 12: Gotcha?

Pasa el tirempo. El galimatías estadístico es desconcertante para los no iniciados ni los no seguidores del tema. Así, leo que en España hay un sólo muerto por coronavirus en las últimas 24 horas, pero me llega un correo de un sindicato que afirma que, en el mismo período, ha habido tres fallecidos en Castilla-La Mancha. Además, se habla de "ajustes" estadísticos, de cifras de defunciones por encima de la media con respecto al año pasado muy superiores a las dichas desde el gobierno de España.
Leo que en un municipio de la Comunidad de Madrid, Torrejón de Ardoz, se van a hacer tests a 130.000 personas. Mientras, en Ciudad Real, a un asegurado de ADESLAS, es decir, de, SegurCaixa Adeslas, le piden el informe del médico que le prescribió la prueba, en otro municipio, a 30 kms, ya que en el suyo no tiene la opción de acudir a medico alguno, sino llamar por teléfono para que, en 48 horas, le atiendan telefónicamente.
De cualquier manera, se haría la prueba, en caso de ser aprobada, dentro de dos semanas, aunque le ha sido dicho, en un diagnóstico, por escrito, que es muy problable que lo haya pasado. Además, la especialista lo atenderá dentro de tres semanas.
Mientras tanto, la duda circula a tanta velocidad, o más, que el mismísimo virus, y que el miedo. ¿Te ves igual si te dicen que lo has pasado? ¿te sientes seguro o segura?¿Y las personas que te rodean? ¿Y las que escuchan la noticia, más o menos adaptada a cada trasmisor?
Enciendes la televisión y no entiendes nada. No cuadran las cifras ni las unidades de "esfuerzo" informativo ante cualquier noticia. Para colmo, el mismísimo vicepresidente del gobierno aparece dando un lamentable espectáculo con una diputada que, a su vez, le falta profundamente al respeto, al decoro, al sentido común y al interés político y ciudadano de los españoles. Pero como buen terremoto, lo vuelve a hacer al día siguiente, con otro interlocutor y en otro escenario. Ya es noticia la esposa, tambien ministra, el padre y la madre.
Yo no sé quién empezó antes o quién faltó al respeto y/o a la verdad primero, lo que sí tengo claro es que no nos interesa ni nos aporta nada positivo nunca pero, ahora, menos. En pleno estado de alarma, con una pandemia de la que se sabe muy poco, con una situación social y económica muy preocupante, lo que de verdad necesitamos es gente que trabaje y se trague sus diferencias, por arriba y por abajo, por la derecha, la izquierda y el centro. Y, en ese tragar, lo que tienen que hacer es ser capaces de ponerse de acuerdo, o no, de criticarse con respeto y moderación y aceptar las críticas, como demócratas de verdad, no de boquilla.
Los espectáculos que estamos viviendo son penosos. No nos merecemos esas escenas sino todo lo contrario. Nos merecemos una información fiable y un acceso gratuito a las pruebas cuando sea necesario. En eso tienen que trabajar y no en ver la forma de humillarse públicamente. Esas confrontaciones conducen a escenarios peores de los actuales,a la radicalización en el mal sentido de la palabra. Suponen que aumenta la desconfianza y el malestar en vez de sembrar la concordia, el diálogo y el entendimiento. 
Y, para concluir, si una doctora te dice que, tras haber padecido una neumonía por COVID-.19, sigues teniendo riesgo de contagiar a otras personas, ¿cómo debes proceder? ¿Lo ocultas, para que no te señalen? ¿lo dices? ¿solicitas una prueba que se resisten a autorizarte? ¿te encierras?¿pagas por un servicio que te niega el propio sistema al que ya pagas mensualmente desde hace décadas?
-"Gotcha!", pensó, cabizbajo, el funcionario, que, supo, al fin, que lo había pillado, con todo el mejunge que conllevaba.
-"Gotcha!"

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