viernes, 15 de mayo de 2020

Mi cuaderno del coronavirus, 8. Cambiamos de fase.

Van pasando los días y las semanas. Hoy, viernes, 15 de mayo de 2020, hemos sabido que pasamos a la fase 1. Significa que podremos salir con cierta normalidad, que podremos viajar a otros municipios y, sobre todo, que la situación está mejorando, es decir, hay menos contagios y menos muertes.
En estas semanas pasadas hemos empezado a salir a pasear, toda una liberación y un verdadero placer. Daba gusto salir y ver a vecinas y vecinos, a familias con niños, a algunos mayores tomando el sol...
Con el teletrabajo hemos seguido aprendiendo y dando lo mejor de nosotros mismos, intentando, muchas veces sin conseguirlo, poner límites a los horarios. Hemos aprendido mientras intentábamos enseñar. A veces han sido las madres y los padres los que nos han ayudado. 
Los más de sesenta días de confinamiento van haciendo mella, apagando un poco la alegría, la ilusión y la esperanza. Intento mantener el buen humor y el ánimo, y ser optimista. Lamento la expansión, la extensión y la profundidad del miedo, sobre todo en lo que tiene de gratuito, de suposición, de vaticinio, de especulación. No soy nada partidario de hacer predicciones ni de sufrir por adelantado. Confío en que todo se solucione de la mejor forma posible.
Sigo pensando que el exceso de información, de programas, de expertos, de teorías, de datos...no es positivo. Así, poner en cuarentena a los llamados medios de comunicación social no es mala idea.Y veo como la realidad se va politizando y partidizando, sin que parezca que se pueda optar por un sentido crítico lo más imparcial posible. 
Cada día son más los interrogantes que nos podemos plantear. Vemos lo que está ocurriendo en Francia y no sé cómo valorarlo. Más muertos y más contagios que aquí, con mayor población, y con la vuelta escalonada y voluntaria a los colegios.
Aquí, me ha sorprendido que un guardia civil me informe de que no puedo poner una denuncia por un delito informático y que debo, o viajar a Ciudad Real, o esperar. Aunque me consuela diciendo que lo que me ha ocurrido ha sido muy frecuente, dado que se produjo una "brecha de seguridad". Y la palabra "brecha" ya me empieza a parecer demasiado elástica.
Como me ha sorprendido que para poder recoger un documento médico en una clínica tuviera que responder a preguntas sobre el contagio, los síntomas y la cercanía del coronavirus. Es de suponer que es una primera medida de protección para poder tomar otras más drásticas.
Se vislumbra una gran crisis económica pero no deja de ser una predicción, y la sola idea nos turba, nos preocupa y nos hace ponernos en escenarios muy negativos.
Y así las cosas, algunos nos empeñamos en ver lo bueno, lo que podemos sacar como lección, como parte positiva, aunque sea en esta caótica y desconcertante situación.

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