Desde que tengo memoria de conceptos religiosos relacionados con la religión pensaba que se entiende por "creyente" a la persona que "cree" en Dios y/o en los dogmas de una religión. Al menos desde mi adolescencia y juventud he venido escuchando la expresión "creyente pero no practicante" para referirse a las personas que normal o habitualmente no "cumplen" con los preceptos que manda la Iglesia.
Y, ya en los últimos años, he escuchado argumentos, homilías y opiniones sobre este tema. Así, algunos sacerdotes mantienen que prefieren a una buena persona, desde el punto de vista religioso, no practicante, que a un practicante que no pueda o no merezca recibir esa calificación de "buena persona".
Sin embargo hace poco, en misa, escuché decir que no, que, o se es practicante o no se puede decir que se es creyente. Me pregunto qué opina el papa Francisco al respecto y cuál es la postura oficial de la Iglesia Católica sobre este punto de vista.
Desde luego con esa delimitación tan tajante muchas personas se pueden sentir al margen de la que consideran su religión y sus creencias. Quizás se esté gestando una nueva forma de creer. La de los que creen o creemos en una persona concreta pero no en lo que dictan algunos de sus representantes. En Ciudad Real, en las cercanías de la Universidad de Castilla-La Mancha, suele haber una pintada, un sencillo grafiti tipo "stencil" (plantilla) que dice algo así como: "No soy una religión, soy real, Jesús".
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